Texto y Fotos: Pollyana Hernández. Entrevista realizada en el Centre Cívic Cotxeres de Sants. Barcelona. 22/11/’21
Dentro de la sala de proyecciones, rodeados de niños, encontramos reproduciendo en bucle el cortometraje ‘Oddity’, a Anna Juesas y a Germán Chazarra, directores de este film de animación que promete. Y promete porque está preseleccionado a los Premios Goya y ya tiene algunos otros premios ganados en su recorrido por festivales. Hecho desde el guión por los alumnos de la escuela Barreira, trabajando antes, durante y después del confinamiento, bajo la atenta supervisión de sus profesores: Anna y Germán.

¿ Qué tal va el recorrido de ‘Oddity’ por los festivales?
Germán Chazarra (G): Bastante bien. No esperábamos tan buena acogida. Nunca la esperas, pero se está dando bastante bien, nos están nominando y seleccionando en muchos festivales. Y estamos bastante contentos por la trayectoria del proyecto. Así que muy bien.
¿Ya lleváis algún premio ganado?
Anna Juesas (A): Sí. Empezamos distribución en enero de este año. Y como comenta Germán, es muy complicado que de repente empiecen a llegar premios. Estamos orgullosísimos porque ya llevamos seis premios.
¿Cuáles?
A: Tenemos premio a ‘Mejor corto de animación’ y a ‘Mejor sonido’ en el Festival de Malta, tenemos otro a ‘Mejor corto’ en Portugal y luego varios en España también. Entonces estamos muy contentos porque es muy complicado con tanta competencia como hay ahora en los festivales.
Y además estáis nominados al Goya
G: Sí.
A: Bueno, candidatos.
G: (Risas) Estamos preseleccionados. Y sí estamos nominados a los Premios Berlanga.

Volviendo a los Goya, ¿estáis preseleccionados?
A: Sí. En los Goya hay una lista de diez cortos a los que se denomina candidatos; y de esos diez cortos llegarán a la final, digamos a la ‘nominación’ cuatro cortos que competirán por el Goya. Ahora mismo estamos intentando llegar a ser nominados y competir por ese Goya.
Eso ya es bastante logro.
G: La verdad es que sí, bastante logro. Para que un corto realizado por alumnos de una escuela que empezaron hace un par de años a andar en el mundo de la animación esté en esta situación, es increíble.
Háblame de los Premios Berlanga en los que estáis nominados.
G: Sí, estamos nominados y tenemos la gala el 04 de diciembre en el Festival de cine de Alicante. Estamos emocionados porque el premio es de los más importantes en la comunidad valenciana en el mundo del cine. Y para nosotros es un orgullo que nos nominen para la gala. Empiezan a salirnos nominaciones y estamos de aquí para allá, estamos sorprendidos gratamente. Pero esto hay que digerirlo (risas).
A: Esto hay que gestionarlo (risas).

¿De quién es el guión de Oddity?
A: El guión es de los alumnos. El método de trabajo que seguimos es: los docentes enseñamos cómo puedes escribir un guión, construir una buena historia. Pero siempre son los alumnos quienes eligen la historia que quieren contar. Les vamos dando herramientas para que la cuenten de la mejor manera posible, pero no intervenimos de una manera directa. Vamos aconsejando, guiando, modificando, pero nunca imponiendo un criterio. Procuramos que ellos se enamoren de su historia, porque van a trabajar dos años en ella. Y es mucho trabajo, para que sigan hasta el final construyendo los personajes y todo lo demás.
¿Qué escuela es la que hace este cortometraje?
G: ‘Barreira, arte y diseño’, es una escuela de Valencia que tiene muchísima tradición. Tiene mucho nombre en otros ámbitos, como por ejemplo la moda. Que hace unos seis o siete años abrió un departamento de animación. Un poco más tarde se hicieron estudios oficiales. Y llevamos una trayectoria bastante interesante porque todos los años vamos sacando un corto por parte de los alumnos. No solo el guión lo hacen los alumnos, sino que todo el proceso lo hacen ellos. Los profesores vamos guiando y ayudando. Pero son los alumnos los que acaban haciendo el trabajo. Y es lo importante porque en el proceso educativo el desarrollo de proyectos reales hace que los alumnos se metan de lleno en el método profesional. Eso hace que aprendan realmente cómo es el mundo de la animación y los prepara para cuando salgan de la escuela puedan entrar en un estudio o en una producción. Eso es lo que nos parece realmente importante del tipo de educación que damos en Barreira.
Casi 5 minutos que en preproducción, producción y post se traducen en ¿cuánto tiempo?
A: 2 años (risas)
¡Madre mía!
A: Sí, 2 años, porque el ciclo dura dos años. Son 9 meses en cada año porque son cursos lectivos. Pero la peculiaridad de Animación es que nosotros siempre vamos trabajando más meses que los demás. Con lo cual, al final agotamos prácticamente 2 años en los que estamos trabajando todo el día.

Contadme un poco sobre todo ese proceso de 2 años.
A: Oddity ha sido un caso excepcionalmente complicado. Porque el 14 de marzo nos confinaron a todos. Y nosotros estábamos haciendo este corto. Tuvimos que trabajar en remoto conectándonos desde nuestras casas a los ordenadores de la escuela, para poder trabajar en diferido haciendo el corto. Porque nos pilló toda la pandemia en casa y teniendo que terminar un corto. Normalmente en la escuela cada alumno tiene su ordenador y está trabajando con la supervisión de los docentes, pero Oddity ha sido un caso muy complicado.
G: Es que nos pilló la pandemia y eso supuso una ralentización del trabajo. Los alumnos no tienen los equipos que tiene la escuela, y eso conlleva una dificultad. Aún así, y creo que lo excepcional de este proyecto es que lo sacaron de una forma notable. Y eso le da un valor añadido al trabajo. Nosotros estamos encantados. Y, como dice Anna, hay que tener en cuenta que los alumnos estudian 2 años, pero cuando entran no saben nada. Hay alumnos que no saben trabajar con un ordenador porque no lo han utilizado nunca. Los tenemos que meter de lleno en el mundo de la animación, que aparte de requisitos artísticos, tiene requisitos técnicos y necesitan controlar todos los programas que utilizan en la producción. Porque todos hacen de todo. Y es una labor importante que un alumno haga eso.

¿La animación es totalmente digital?
A y G: Sí.
Por tanto tienen que dominar los programas.
A: Claro, pasan de, lo que dice Germán, de no haber tocado, a lo mejor, nunca un ordenador, porque en casa tienen tablets, a tener que manejar unos softwares muy complicados para poder sacar adelante este proyecto. Y además, en un estudio tu tienes una persona que modela el personaje, pero el iluminador es otra persona, porque son especialistas. Pero nosotros conseguimos, porque ellos hacen el grandísimo esfuerzo, que sean capaces de modelar, animar, iluminar… es decir, ir pasando por todas las fases hasta incluso llegar a montar el corto. Es muy complicado lo que hacen y se suele caer gente por el camino y son pocos los que llegan hasta el final. Porque es muy duro y en este caso fueron 4 alumnos los que consiguieron llegar al final del corto.
¿Solo 4?
A: Sí, solo 4.
¿Y cuántos eran al inicio del ciclo?
A: Eran como 12, creo.
Entonces empieza el ciclo antes de la pandemia, estáis todos en la escuela físicamente; después viene la pandemia y ahí cambia todo el panorama y seguís trabajando a marchas forzadas; y pasa la pandemia y volvéis a las instalaciones. ¿Cómo fue esa vuelta?
G: Con todas las restricciones, con todas las medidas de seguridad. Teníamos que subir por una escalera y bajar por otra. Lavándose las manos cada 5 pasos. Desinfectando los ordenadores, los equipos, los lápices… no poder cambiar de sitio, la mascarilla todo el día puesta…
A: El trabajo en equipo fue muy complicado.

¿En qué fechas era todo eso?
A: Los alumnos volvieron aproximadamente sobre julio de 2020. Y además del tema de tener que estar higienizando todo, con las ventanas abiertas, porque había mucho miedo a lo que podía pasar y ya no trabajaban en equipo igual porque los tuvimos que separar porque no sabíamos muy bien en la situación en la que estábamos… además de eso, ocurrió que cuando llegamos a la escuela y pusimos todos los planos del corto en los ordenadores nos dimos cuenta de que cada una de las iluminaciones eran de una manera distinta, porque desde sus ordenadores de casa las pantallas no estaban calibradas igual. Y tuvimos que volver atrás casi un mes y medio de trabajo. Lo que fue un palo importante para la moral del equipo porque estábamos ya muy cansados. Y claro, llegar ahí por fin en presencial, salvar todas esas barreras y que de repente el trabajo tuviera que volver atrás, fue duro. Pero queríamos acabarlo, queríamos conseguir hacer un corto, que creo que es siempre lo más complicado: terminarlo.
Me habéis contado anécdotas complicadísimas, pero, ¿tenéis alguna anécdota alegre?
A: (Dirigiéndose a Germán): Yo creo que en confinamiento nos hemos reído mucho, también te lo digo, ¿no?
G: Bueno yo era el típico que daba muchas clases en calzoncillos.
¿Cómo? (risas).
G: A ver, tu tienes tu webcam y te graban de cintura para arriba y tu llegas ahí, te despiertas y…
A: …y pues a dar clase, (risas).
G: Uno no se despreocupa de lo que lleva puesto, pero no de cintura para abajo, (risas).
A: Luego además dábamos clase, por las tardes nos conectábamos online con los chavales de ‘Oddity’ y el Meet estaba abierto todo el día. Tu te ibas, comías, entrabas con tus lentejas, ‘bueno ¿qué? ¿cómo va esto?’ y tal… Al final era como una situación 24/7 en familia. Y llegaban las 8, pues ‘hay que aplaudir’, y entonces nos íbamos corriendo a aplaudir, aplaudíamos y tal y volvíamos ‘venga ya está’ y seguíamos trabajando (risas).

¡¿Compartíais hasta los aplausos para los sanitarios?!
A: Sí, lo compartíamos todo.
¡Qué chulo!
G: La verdad es que sí, (risas).
Volviendo a ‘Oddity’ ¿a qué público va dirigida?
G: A todos los públicos porque es una historia que la puede ver perfectamente cualquier crío. De hecho aquí han estado todos los niños viendo el corto en bucle.
A: Es una historia que, está contada en capas. Hay una lectura un poco más adulta del corto, pero esto no hace que un niño no lo pueda ver. Los niños lo pueden ver, van a entender la peripecia de lo que ocurre en el corto y luego a nivel adulto sí que hay una lectura más de el amor en la diversidad.
El mensaje, eso es lo que iba a preguntaros, el mensaje.
A: Vale, ‘Oddity’ es un canto al amor y a la diversidad en ese amor. A que los seres humanos cada vez somos más distintos. Y hay perfiles muy distintos que queremos reivindicar: Al fin y al cabo uno tiene que ser como quiere ser, y eso no quiere decir que no puedas triunfar o encontrar un modelo de amor en el que te sientas super cómodo. La relación de Tom con Irene e Irina es un ejemplo de la diversidad actual en la que vivimos y de qué manera puede triunfar y estabilizarse y que todo el mundo sea feliz.
¿Tenéis proyectos en puerta?
G: Tenemos en proceso dos cortos más. Uno de ellos que se está finalizando ya, que es de los alumnos del año pasado, que están dándole las últimas pinceladas, renderizando las últimas imágenes y van a pasar a editar. Y tenemos el proyecto de los alumnos de este año que está en pleno desarrollo.
O sea, cada año tenéis cosas qué ver.
G: Sí, se te acaban juntando el proyecto de este año, el del año pasado, el del año que viene.
A: Las ideas de primero, que yo ya estoy ahí, con ideas de 2023 (carcajadas).
G: Claro, las ideas del corto que se va a desarrollar el año que viene. que ni siquiera está en proceso, bueno, está en preproducción, con la idea dándole vueltas.

Es una gran labor y una gran responsabilidad, no solo hacer, en este caso el cortometraje sino, además enseñar a la gente a hacerlo, ¿podéis contarme sobre esto?
G: Todo el mundo ha oído hablar de la educación de los noruegos, de los suecos, de los finlandeses y ese tipo de cosas. Pero en realidad el modelo de educación que se propone es a partir de proyectos reales. Porque la realización de un proyecto aglutina prácticamente todo, o incluso más de lo que puede abarcar un currículum de un curso que se supone que es lo que todos los alumnos deben de aprender. Los alumnos no solo trabajan en su curso, sino que también interactúan con alumnos de otros cursos, y todo esto hace que el alumno se desarrolle y que aprenda lo que de verdad es importante en la realización de una producción. Tenemos eso que es una ventaja, pero implica mayor esfuerzo porque los alumnos tienen que aprender multitud de cuestiones, habilidades artísticas, habilidades técnicas, multitud de perfiles profesionales amplios que requieren una gran cantidad de conocimientos para abordar un proyecto de estas características. Y como hemos comentado, muchas veces los alumnos no han tocado un ordenador en su vida y algunos ni siquiera saben dibujar y nos tenemos que enfrentar a eso. Podríamos parcelar en función de las características del alumno, porque algunos dibujan o modelan mejor que otros. Pero no podemos hacer eso, nosotros tenemos que hacer que todos los alumnos participen de todas las fases del proyecto. Porque nuestra responsabilidad es que ellos aprendan, más allá de sacar un corto. Hay un doble esfuerzo: El alumno tiene que aprender, es nuestra obligación, y tiene que aprender lo suficiente como para desarrollar un proyecto de una calidad. Y nosotros tenemos un baremo de calidad alto. Y eso cuesta mucho.
A: En el aula es muy complicado. Es muy exigente para nosotros. También es verdad que luego la recompensa es muy alta. Te sientes muy orgulloso de que lleguen a hacer lo que han hecho. Y que además este año el corto que estamos terminando tiene una pintaza estupenda. Y de alguna manera dices ‘qué orgullo’, pero sí que es cierto que es muy exigente porque es lo que dice Germán, no puedes perder a nadie, estás intentando que esos alumnos pasen fase a fase y que aprendan técnicas y habilidades incluso como el trabajo en equipo, que no es fácil, eh. Y que además, como trabajamos en un proyecto real, muchas veces los alumnos acaban el ciclo y acaban contratados en la misma empresa de prácticas porque la empresa lo que valora es que saben trabajar en una producción, en un ejercicio real.
G: De hecho tenemos muchos alumnos trabajando.
A: Sí, afortunadamente, gente de ‘Oddity’ que tiene ya su carrera encaminada.
G: Están trabajando bastantes alumnos en alguna empresa de Valencia potente.
A: Sí, y haciendo series y pelis, o sea que estamos muy contentos.

Se puede decir que de ‘Oddity ha salido un buen talento de vuestra escuela.
A: Sí, la gente que termina, que llega hasta el final está muy preparada. Esas personas han conseguido librar muchas batallas y eso se nota.
El formato de cortometraje cómo lo encajáis en el cine ahora mismo, encontráis que encaja bien, dónde lo podéis proyectar, dónde tiene acogida?
A: Yo tengo una opinión poco política (risas). Yo creo que el corto es un lenguaje en sí mismo. Independientemente del largo. Es algo que sirve muchas veces para gente muy joven, para empezar a formarse, tener una voz, averiguar qué ideas quiero contar y cómo. Es un canal maravilloso sobre todo para nosotros que trabajamos con gente joven. Para que ellos consigan terminar un producto. Porque eso ya es un éxito. Porque hay proyectos que nunca se terminan. Es ya un éxito y creo que debe tener su apoyo independientemente del cine. Por ejemplo proyectar cortos, como se hacía años atrás, justo antes de los pases de las pelis, pues sería una solución. Pero yo creo que pasa porque haya una apuesta institucional, pública, política de ayuda económica para el corto para que no se quede solo en festivales. Que está muy bien ir a festivales, pero estaría muy bien también que esos cortos pudieran llegar a más público. Y están haciendo ahora las plataformas lo que no están haciendo las leyes de cine de este país por el corto. Porque están ayudando a visibilizarlo. Desde Filmin hay muchos cortos que se publican para que pueda llegar al público.
G: Claro. El cortometraje es un medio fantástico para que la gente meta la cabeza en el mundo del cine. Porque no todo el mundo se va a permitir un largo, porque no hay presupuesto. Pero un corto es mucho más democrático. La gente puede incluso, hacerse un corto y puede llegar a verse en algún festival interesante y darse a conocer y que le abra las puertas del mundo profesional.
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