Texto – Albert Roca. Fotos- Albert Roca-Archivo Borial Management (Entrevista realizada el sábado 29 de febrero)
Siendo el más loco, fue Antonio, el más cuerdo de la loca familia de los personajes de “Doctor Mateo”. Desde 1992 ha participado en más de 50 series de televisión y ahora tiene pendiente de estreno una superproducción en inglés para Netflix: “White Lines” de Alex Pina. Él es Javi Coll, que soñaba con ser actor de niño y, paso a paso, se ha convertido en uno de los imprescindibles. Y en el lugar donde se estrenó como actor de teatro en 1989, en el Círculo Catalán de Madrid, ahora Cambridge Soho Club, lo entrevistamos.

Has participado en “La que se avecina” y en “El pueblo” con el mismo personaje del productor musical
Sí, como Ricky Gómez. Aparecí en un capítulo de “La que se avecina” como productor musical y cuando Alberto Caballero necesitó otro para “El pueblo”, le hizo gracia que lo hiciera el mismo actor. Luego se ha publicado en prensa como “El primer crossover entre las dos series”, pero no pasa de ser una simple anécdota.

La serie “El pueblo” tiene un considerable éxito. ¿El tema rural sigue tirando mucho?
En tiempos de globalización y gentrificación se va perdiendo la esencia de lo popular. Todos tenemos raíces en un pueblo, bien por familia, bien por cultura, así que de algún modo lo rural nos acerca a algo esencial que compartimos aunque vivamos en grandes ciudades. Lo bonito de esta serie es el choque entre lo que fuimos y lo que somos ahora, siendo ambos, repito, la misma cosa. Todos amamos, odiamos, envidiamos, anhelamos y soñamos de igual manera.
¿Y cuándo te vino la llamada de actor?
La ventana de mi casa daba al techo de un cine y se escuchaban los diálogos. Lo Jueves veía el programa doble y el fin de semana jugaba a repetir las frases de la pelis, supongo que ahí cogí afición. A los cuatro años ya quería ser “atór”.
Pero antes fuiste fotógrafo….
Mi padre tenía un estudio de fotografía donde aprendí el oficio, desde las tomas al revelado con productos químicos, no había foto digital, claro. A la vez trabajaba como reportero de eventos aquí donde estamos haciendo esta entrevista, el antiguo Círculo Catalán de Madrid, de donde además mi padre Juan Coll i Coll fue presidente sustituyendo a Eduard Punset. Luego me metí en el grupo de teatro del Círculo y fue aquí mismo, una planta más abajo donde me subí a un escenario por primera vez con la obra “Fantasmita”en la que solo tenía que decir “Uuuuuuuhhh”. Luego hice obras como “María la mosca” y otras dirigidas por Jose M. Lopera y Rafa G. Ferry. A partir de aquí decidí estudiar Arte Dramático en la RESAD de Madrid y hasta ahora sin parar ni un año.
¿Y como fueron tus primeros papeles televisivos?
El primero de todos con frases y peso fue en “Farmacia de Guardia” de A. Mercero en el ’94. Luego fui picando personajes episódicos en muchas series, creo que llevo unas 50. Pero el primer fijo fue en 2008 en “La tira” de la Sexta. Un trabajo de comedia, de mucha composición y poco escrúpulo. Luego ya llegó otro fijo muy entrañable en “Doctor Mateo”.

El más cuerdo de San Martín del Sella…
No sé yo. Un señor que vive con Míguel, un amigo imaginario extraterrestre que proviene de Saturno (bueno, de un anillo) no sé si era el más cuerdo, pero en medio de aquella locura de pueblo quizá sí, según se mire. Desde luego, desde su mundo peculiar, era absolutamente bondadoso e inocente, un homenaje a todos los que a su manera son “especiales”. Lo hice desde el respeto y amor más sincero.
También has interpretado personajes más malvados.
Sí, hice de maltratador en un corto y en “Punta Escarlata” era uno de los que forzó a las jóvenes mientras estaba borracho, drogado y alentado por dos monstruos. No es fácil preparar estos personajes, de hecho lo pasé muy mal rodando ciertas escenas. Hay que encontrar su punto débil, saber de qué son víctimas ellos para poder empatizar e interpretarlos desde cierta comprensión y verdad.

Pero es no es fácil…
Como decía un amigo mío: “haber hecho económicas…” Actuar es en ocasiones bucear en lo más oscuro del ser humano para que otros lo puedan ver encarnado ante sus ojos. No puedes interpretar con fidelidad a un personaje mientras lo odias. Hay que encontrar razones para explicarte a ti mismo el comportamiento de ellos, saber qué resortes actúan, cuándo y por qué lo hacen. Puedo llegar a entender a un terrorista adoctrinado desde niño, a un dictador al que el ego y el poder le van haciendo perder la perspectiva. Incluso a un maltratador acomplejado y educado en unos valores equivocados y malinterpretados, podridos. Lo que no podría, ni me apetece, es entender a alguien que abusa de niños o niñas. Esa es mi línea roja. Nunca interpretaría a un bicho de esos, no quiero saber nada del tema, solo que los encierren y tiren la llave al mar.
¿Cómo ves la situación de las nuevas plataformas televisivas?
Bien, hay más trabajo para todos. Y más diversificación de contenidos. Los targets pueden ser más específicos que antes cuando había pocos canales y, o hacías “Médico de familia” que abarcaba público de todas las edades, o no te comías nada. Esto permite productos más arriesgados e interesantes, nuevos formatos, nuevos temas, nuevos enfoques. Es toda una revolución. Creo que ahora se hace la serie que uno quiere y el target aparece después.

Has hecho tu primera producción en inglés, White Lines.
Yes, I did. Después de “Gym Tony” me planteé si quería seguir haciendo siempre comedia y cómo abrir nuevos terrenos. De niño había estudiado alemán en el colegio así que el inglés era una “asignatura pendiente”. Me puse a ello muy en serio, en solo dos años y tras mucho tutorial en internet y clases de conversación en AISGE, estoy a punto de obtener el First Certificate en la Escuela Oficial de Idiomas. Cuando me llamaron Eva Leira y Yolanda Serrano para una prueba en inglés me tembló todo, pero allí que fui y obtuve el papel. Es una superproducción de Alex Pina con Left Bank, la productora de “The Crown”. Aún no me lo creo, nunca pensé conseguir algo así, pero ahí está.
Y para finalizar ¿hay más proyectos?
Pendiente de estrenar “La línea invisible” de Mariano Barroso, “Señoras del Hampa” T2 y enseguida me incorporo como fijo a una serie diaria de sobremesa, que de momento, no diremos cuál es.
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