Texto – Albert Roca. Fotografías – Sheyla Bustems.
El Ballet de Moscú, ha vuelto de nuevo a Barcelona, en el Teatre Tivoli de Barcelona, del 2 hasta al 14 de agosto, de dos de los ballets más imprescindibles del repertorio clásico; El Lago de los cisnes y Giselle. Timur Fayziev, ex-bailarín, coreógrafo, fundador y director de la compañía, comparte su emoción por esta nueva Gira de Verano, una nueva aventura artística, con destino, Barcelona “Donde nos sentimos tan queridos y apoyados por un público amante de la belleza del ballet” añade feliz “El ballet, es un arte y nuestro tesoro”. Solistas de talla internacional, Cristina Terentiev y su nuevo compañero en el escenario, Anatoly Ustimov se rodean de un talentoso cuerpo de baile, con bailarines proveniente de las mejores escuelas rusas.

Para Timur Fayziev, venir a Barcelona “es un placer, lo hemos hecho de manera periódica desde que fundamos la compañía el 1989. Es una ciudad que ama la cultura, y tiene una gran arquitectura, clima, gastronomía, entre otros atractivos”.
El secreto del éxito de la compañía reconocida a nivel internacional “es que somos una escuela impecable y buscamos sobretodo el talento dramatúrgico. Que no salgan vacíos al escenario, que sean bailarines-actores”.
Respecto a los dos ballets que representa en Barcelona “El lago de los cisnes” y “Gisselle” “tienen tres aspectos sumados que atraen: la música, la historia y la coreografía».
Un aspecto que también comparte la primrea bailarina Cristina Terentiev “tener estos tres aspectos a la vez los convierten en una pieza única. Un hecho no visible en los ballets contemporáneos, donde puede haber una sesión o dos”.
Cristina tiene una larga trayectoria pero nunca “dejo de aprender, ya que si lo haces bajas. Cada clase, cada espectáculo son una gran lección y es lo que te permite seguir subiendo”.
Para finalizar, Cristina nos comenta que para un bailarín que esté empezando le aconsejaría que “lo tenga todo en la cabeza, sea inteligente, listo y tener claras las metas, y seguir tu camino. Ahora lo que tienen los niños es mucha información, se descubre antes y es más fácil marearse. Hay que amar el ballet”
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