“Melendi, pide a la luna que nos alargue esta noche”

Texto y Fotos Noelia Baldrich.

Si quisiéramos podríamos resumir la crónica de sus conciertos con los piropos, bondades y parabienes que sus leales guerreros le dedican, sería un compendio de todo lo que el artista asturiano ofrece en sus conciertos: “es lo más, lo mejor”, “a mí me vuelve loca este hombre, ahora y siempre”, “venimos de Zaragoza, para apoyarlo, llegamos a las seis de la mañana”, “guerrera fiel porque no cambia y sigue tan transparente como siempre”, “¡Melendi, llamamé 659 …!”, “ha estado genial”, “es diferente a todos”…, pero trataremos de aportar alguna melodía más aunque con el de Oviedo siempre Llueve a gusto de todos. Lo cierto es que es un artista muy completo: ingenioso compositor, singular cantautor y un intérprete de raza diferente. Si algo le hace terriblemente magnético, es su marcada personalidad que impregna sus actuaciones de un halo especial, enigmático y atrayente. Indudablemente su buena percha le ayuda –bien proporcionado y con un físico que da la nota- pero es su ADN poliédrico –de complejos, debilidades y maldades- lo que le hace sobresalir del resto de las estrellas musicales. Y ahí está la grandeza de Melen, convertir sus “traumas” en su mejor partitura. Con los años sus acordes suenan con más aplomo, con la profesionalidad que le dan las tablas y con la seguridad de saberse tatuado por un talento genuino. Ahora, su voz  grave nos llega más matizada,  sus gestos rápidos, sensibles, en ocasiones bruscos, otras veces imprevisibles lo convierten en un artista de pura sangre indomable, que solo atiende a los acordes de sus músicos. Y así lo demostró una vez más el pasado 24 de mayo en Barcelona.

Cómo un soldadito en firmes, salió al escenario del Sant Jordi Club para ofrecer lo mejor de su carrera discográfica. Comenzó siendo ‘Aprendiz de caballero’ y tras dos horas de espectáculo acabó disparando guerra a lo ‘Billy el Pistolero’.
Cómo un soldadito en firmes, salió al escenario del Sant Jordi Club para ofrecer lo mejor de su carrera discográfica. Comenzó siendo ‘Aprendiz de caballero’ y tras dos horas de espectáculo acabó disparando guerra a lo ‘Billy el Pistolero’.
Aunque su último disco ‘Lágrimas Desordenadas’, nos ofrezca una versión más tierna de Melendi, en sus conciertos sigue dejándose la piel, entregándose en cuerpo y alma. Simbólicos gestos cabalgan sobre sus letras cargadas de sentimiento.
Aunque su último disco ‘Lágrimas Desordenadas’, nos ofrezca una versión más tierna de Melendi, en sus conciertos sigue dejándose la piel, entregándose en cuerpo y alma. Simbólicos gestos cabalgan sobre sus letras cargadas de sentimiento.

Una exhibición de más de dos horas donde ofreció un recital con lo mejor de su carrera discográfica: Que el cielo espere sentao, Calle Pantomima, Loco, Un violinista en tu tejado, Como una vela, Piratas del mar Caribe, Barbie de extrarradio… y  otros temas que arrancaron del “coach” más querido confesiones más personales como Autofotos, Por amarte tanto, Cierra los ojos, o la Tortura de Lyss. Aunque había más  Barbies que Kents,  -4400 personas se acercaron al Sant Jordi Club, al día siguiente ofreció un segundo concierto, también entradas agotadas-  supo buscar la complicidad del público masculino para explicar su dolor más primitivo, el de Mi primer beso. Solo algo más compartía esa condición de ser su primera, y es su banda, la que le acompaña desde Sin Noticias de Holanda, que lo subió como la espuma hace ya una década.

En esta gira, sobre el escenario le acompaña, además de un piano de cola, una luna llena que proyecta imágenes de sus canciones. ‘Piratas del bar Caribe’ puso la nota erótica con princesas ligeras de ropa.
En esta gira, sobre el escenario le acompaña, además de un piano de cola, una luna llena que proyecta imágenes de sus canciones. ‘Piratas del bar Caribe’ puso la nota erótica con princesas ligeras de ropa.
Aunque, el asturiano, hace tiempo que abandonó la rumba para abrazar el pop rock, se arranca con palmadas a los acordes de una guitarra.
Aunque, el asturiano, hace tiempo que abandonó la rumba para abrazar el pop rock, se arranca con palmadas a los acordes de una guitarra.
José de Castro, director musical que acompaña Melendi desde sus inicios, se lució con sus guitarreros solos.
José de Castro, director musical que acompaña Melendi desde sus inicios, se lució con sus guitarreros solos.

Su director musical Javi de Castro, “el que mueve los hilos” movió las cuerdas de su guitarra con gran maestría, deleitándonos con dos solos de nota más que alta. Con la misma garra se mostraron el resto de los músicos: Javier Sánchez y Carlos Rufo a las guitarras, Alex García al bajo y Enzo Filippone a la  batería.  Una formación muy guerrera que este año se ha vestido con más prestancia y solera incorporando un hermoso piano de cola tocado por Luca Germini. Además, el universo Melendi se ha sofisticado: luces de colores entran en escena Con la luna llena que proyecta imágenes para recrear las letras.  El que De pequeño fue el coco recurrió a Billy el pistolero para demostrar su lado más Extremoduro y se armó la de Dios y Cristo. Todo fluyo en armonía salvo algunas interrupciones que se vio obligado a hacer para que atendieran mareos, acaloramientos… ¡Caray con el asturiano!,  además de cantar e interpretar,  todo un  Aprendiz de Caballero,  todo es Cuestión de prioridades y primero es la salud: “chicos por favor, allí, más agua”. Salvado el percance, señalaba Volvamos a empezar. Y no hubo problemas,  sus guerreros siguieron entregándole un incondicional Cheque al portamor aunque en el último álbum haya Plantado un jardín con enanitos.

Dos conciertos en Barcelona con las entradas agotadas.  El día 24, unas 4400 personas se congregaron para ver a su ídolo en directo. Guerreras con el uniforme de combate se volvieron locas por bailar ‘Con la luna llena’
Dos conciertos en Barcelona con las entradas agotadas. El día 24, unas 4400 personas se congregaron para ver a su ídolo en directo. Guerreras con el uniforme de combate se volvieron locas por bailar ‘Con la luna llena’
Otras fans optaron por marcarse su grito de guerra. Lo que estaba claro allí es que todos llevaban algún distintivo del ejército asturiano.
Otras fans optaron por marcarse su grito de guerra. Lo que estaba claro allí es que todos llevaban algún distintivo del ejército asturiano.
Y mucha guerra ofreció Melen, al que resultó más que complicado cazarle una buena foto, tal vez, tendría que posar como hacemos las mujeres con nuestras ‘Autofotos’.
Y mucha guerra ofreció Melen, al que resultó más que complicado cazarle una buena foto, tal vez, tendría que posar como hacemos las mujeres con nuestras ‘Autofotos’.

Lo que estuvo claro allí es que sus canciones  han clavado una bandera de locura en muchos corazones y que Con solo una sonrisa  llenó el estadio de pasión, sabor y ternura. El público catalán, siempre algo más comedido, no le defraudó y el de Oviedo supo estar a la altura: “Gracias Barcelona, por vuestros aplausos, por vuestros silencios, por vuestras sonrisas, por vuestras Lágrimas desordenadas”.

Juegos de luces le dieron un toque más sofisticado al espectáculo aportando más alegría a la armonía visual.
Juegos de luces le dieron un toque más sofisticado al espectáculo aportando más alegría a la armonía visual.
Temas como ‘Arriba Extromoduro’ o ‘Billy, el pistolero’ sacaron de la recámara al Melendi más  cañero siempre dispuesto hacer maldades.
Temas como ‘Arriba Extromoduro’ o ‘Billy, el pistolero’ sacaron de la recámara al Melendi más cañero siempre dispuesto hacer maldades.

MEXTROMODURO. Temas como ‘Arriba Extromoduro’ o ‘Billy, el pistolero’ sacaron de la recámara al Melendi más  cañero siempre dispuesto hacer maldades.

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