Texto – Redacción-Hearst. Fotos – Hearst.
Jill Biden, la primera dama de EE.UU. ha concedido una entrevista a Harper´s Bazaar en la que habla con sinceridad sobre cómo es su vida como esposa del presidente estadounidense; sobre la importancia de mantener su propia identidad y la profunda admiración que profesa a su marido.

La doctora Jill Biden es la primera esposa presidencial que mantiene su propia carrera además de sus obligaciones en el Ala Este. Sus responsabilidades en lo que llama su ‘otro trabajo’ –asistir a eventos y llamar la atención tanto sobre las políticas y prioridades de la administración como sobre las causas que ha promovido, desde la educación hasta el apoyo a las familias de los militares y la investigación del cáncer– se unen a sus obligaciones profesionales como profesora en el Northern Virginia Community College: «Incluso como cónyuge de un senador trabajaba, iba a la escuela de posgrado, hacía actos de campaña, criaba a los niños», recuerda. «Dar la cara es importante. Esa es la sensación que tengo. Estás agotada. Pero simplemente haces lo que tienes que hacer», concede.
Jill Biden estuvo casada una primera vez pero no salió bien y la pareja se divorció: «Creía mucho en la institución del matrimonio –explica–. Cuando el matrimonio se deshizo me desmoroné. Y que él resultara ser así…» . Atravesó una época de dificultad económica y ahí es cuando adquirió el compromiso consigo misma de no volver a depender de nadie económicamente: «Sabía que nunca volvería a ponerme en esa situación, en la que sentía que no tenía los medios económicos para valerme por mí misma, que tenía que conseguir el dinero a través de un acuerdo de divorcio. Se lo inculqué a mi hija Ashley: sé independiente, sé independiente. Y a mis nietas: tenéis que ser capaces de valeros por vosotras mismas», cuenta.
Su trabajo es una red de seguridad, un poco de libertad personal, «Soy una mujer a la que le gusta trabajar». Es la razón por la que la Dra. Biden echa humo cuando piensa en las desigualdades que han mantenido a las mujeres fuera de la fuerza de trabajo o sin alcanzar su pleno potencial. «Entiendo la necesidad de una mujer de tener algo para sí misma», afirma.
Durante los años que lleva acompañando a su marido, Jill Biden ha aprendido y ha recorrido un largo camino que le ha llevado a conectar con las personas. Tiene un especial don, cuando entra en una habitación, se da cuenta rápidamente de quién está sufriendo. «Lo detecto muy rápido. Solo con fijarme en adónde miran, su lenguaje corporal», revela. «Anoche hubo un acto [en la Casa Blanca] con cónyuges de senadores, y una de las cónyuges –una que nunca imaginarías– se acercó y me dijo: ‘Tengo un amigo que tiene lo mismo que tu hijo’. Le dije: ‘Déjame escribirle’. Probablemente nunca habría hablado con ella, pero esto nos conectaba».
EXTRACTOS DE LA ENTREVISTA

– «Intento ser un apoyo para Joe, porque no sé cuánta gente le está diciendo: ‘Eso fue genial. Ha sido brillante’. Intento ser esa persona para él».
– Respecto a la crisis del cuidado de los niños que ha expulsado a las mujeres del mercado laboral: «Seguiré hablando del cuidado de los niños y presionando para que lo consigamos –asegura–. Las familias lo necesitan, no solo las mujeres. Lo oigo en todo Estados Unidos».
Deja una respuesta