Texto – Albert Roca. Fotos – Francisco Soler Oviedo.
Después de casi dos años, que es mucho pero mucho, Barcelona vivió esta pasada noche algo especial que jamás se olvidará. Una gran fiesta, celebrada desde hace muchos pero muchos años y que solo una maldita pandemia la frenó. Fue tan duro que ni tan solo se entregaron los premios anunciados del 2020 por todas las vias posibles, que algunos hicieron. Pero algo tan proximo tenia que entregarse de manera cálida con sus protagonistas. Y así fue, en el escenario del Teatre Coliseum, emulando sus noches de gloria con preestrenos de Hollywood, se vistió de gala para que esta vez, si, se celebraran los Ondas. Todo tan singular como el cruce entre los premiados del 2020 y 2021. Un 2X1 para la historia.
El entrañable periodista Carles Francino fue el maestro de ceremonias de una de las galas más reivindicativas que se recuerdan. En las casi tres horas se habló en voz alta de la violencia de género, del terrible suceso del volcan en Las Palmas, del maldito Covid, del maldito cáncer, y de muchas otras cosas.
Todo se vivió en familia, por ello era lo más normal del mundo que un encantador Roberto Leal le regalara su Ondas a su madre, que en pocos segundos inundó la escena. Tan en familia como Aitana, que recordó a sus padres la suerte que ha tenido por haber cumplido su sueño gracias a ellos. Y la otra familia, la del representante, cuando la premiada Vicky Luengo se acordó de Elvira Herrera, su representante. Y para familia, la de Iñaki Gabilondo, premio de honor, a quien se le reservó una sorpresa, en la que una de sus nietas le entregó el premio. Uno más de su única, irrepetible
trayectoria.
Carles Francino quiso recordar que los Ondas reúnen a todos, absolutamente a todos con un valor añadido a los medios locales, que trabajan durante 20 horas y que pueden llegar más lejos que nunca.
Y hubo momento para la música, desde la imparable Aitana, el consolidado Pablo López, a la leyenda Mikel Erentxun, todos ellos premiados.
Fotos – Francisco Soler Oviedo.
Y humor para Raúl Pérez, con su artilleria de imitaciones que hizo más distendida una gala, donde habían más ganas que nunca.
El momento final no podia ser más que para un ganador nato, un comunicador de nivel internacional, Jordi Evole, que con su documental «Eso que tú me das» con el recordado Pau Donés. Y donde subió al escenario su hermano, y Evole, como guinda final se arrancó a cantar para que Pau Donés estuviera más presente que nunca.
Y así terminó una noche única, donde se reunieron varias generaciones de gran periodismo, de grandes comunicadores, de grandes actores, y de grandes cantantes y artistas. Y con ese toque «SER» para que empiece ya la cuenta atrás de los Ondas 2022. Si el premio ya es codiciado, vivir noches así mucho más.
Barnafotopress 
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