Texto – Redacción-Prensa Hearst. Fotos – Prensa Hearst.
En su número de septiembre, ELLE viaja hasta la mirada de Elsa Pataky. La actriz y modelo, que vuelve a la pantalla con la serie La tierra de las mareas, nos cuenta su experiencia solidaria a través de varios proyectos. Su objetivo es seguir mejorando el mundo y el futuro de sus tres hijos junto a su marido, el intérprete Chris Hemsworth.
La enfermedad de dos personas cercanas fue el detonante para que Pataky afrontase la vida desde otra perspectiva, y la maternidad no ha hecho más que empujarla a involucrarse en los problemas sociales y ambientales: «Un niño te lleva a observar el mundo de otra manera». Asegura que los pequeños Tristan, Sasha e India Rose la han vuelto «más sensible al sufrimiento, protectora y responsable y menos egoísta».
Pataky admite que, al contar con una «voz pública», tiene la obligación de resaltar los problemas del medio ambiente: «A las personas famosas, la gente nos ve, nos escucha, nos lee; tenemos la capacidad de influir». Por eso, además de trabajar con fundaciones como Girls4Tech o Women4Change, es embajadora de Oceana, una organización que busca la protección de las aguas: «Los océanos se asfixian. Lanzan señales de alerta cada vez más inquietantes sobre el impacto humano».
EXTRACTOS DE LA ENTREVISTA
«Me esfuerzo en mejorar el mundo para mis hijos».
«Un niño te empuja a observar el mundo de otra manera. Te vuelve sensible en sufrimiento, protectora, responsable y menos egoísta, empezando por el hecho de que la vida de tu hijo pasa a ser más importante que la tuya propia».
«Cuando tienes una familia, tienes algo más en lo que centrarte. En esta vida profesional te sustituyen rápido y con el rol de ser madre es imposible retroceder y recuperar los primeros meses de tus hijos».
«De Chris admiro su falta de pretensión, su honestidad y su sentido del humor. Con él he aprendido lo importante que es ser generoso».
«No quiero que mis hijos se encuentren con barreras como de discriminación de género, el sexismo flagrante o los estereotipos. Y, sobre todo, no quiero que tengan miedo a hablar».
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