Texto – Albert Roca. Fotos – Carlos Ferriz – Nani Gutierrez B&N. Entrevista realizada en el Cambridge Soho Club.
Ya sea en el papel de alienígena, enfermera, azafata del Un, dos, tres, mala con buenas intenciones por el amor a su hija, o haciendo monólogos bien divertidos, la actriz Diana Lázaro tiene ese áurea que la hace distinta a los demás: una enorme simpatía y carisma. Y una gran capacidad de experimentar y crecer como actriz para encarar nuevos retos, tirando “para adelante” como podría decir ella.

Una de tus primeras apariciones televisivas fue en el mítico programa “Un, dos, tres”
Fui al principio de mi carrera y me resultó muy curioso; De niña veía el programa y a las azafatas haciendo mímica en la parte de las preguntas, cuando salían cosas como “Martillo” “Tornillo”, y me parecía normal. Cuando fui yo la que lo tuvo que hacer la mímica ya no me pareció tan normal… me sentía un poco boba… y sonreía mucho para que no se notase…. Tuve grandes compañeros y compañeras de los que aprendí mucho.
Uno de los programas que te dio mucha popularidad fue “Cyberclub”
Duró 10 años, hacía de Cybercelia, comandante en jefe de la nave Cyberanda. Estaba muy bien hecho, con un gran concepto detrás, que estimulaba a crear, a imaginar, con un lenguaje propio y “musicón”. De niña veía y admiraba “La bola de cristal” y era un honor estar en algo que compartía un espíritu parecido.

Has hecho programas y series de televisión, películas y obras de teatro. ¿Sabes cuál es la fórmula del éxito?
Ojalá existiera la fórmula del éxito y si fuera así la aplicaríamos todos. Depende de muchas cosas. Fíjate que hay gente de mucho talento que trabaja poco.
En tu carrera has hecho papeles muy variados, desde mala hasta muy buena
Uno de los motivos para ser actriz era hacer todo tipo de personajes. Siempre me atrajo la idea de hacer cosas que nunca haría en la vida. He tenido la suerte de participar en proyectos muy diferentes, desde cine independiente a lo más comercial, comedia y drama. Todas las opciones las disfruto.

¿ Y qué es lo que te ha aportado ser actriz a nivel personal?
Fundamentalmente me ha enriquecido. Yo creo que uno tiene un tipo de personalidad que le lleva a ser actriz. Me gustan los matices de la vida, meterme en la piel de diferentes personajes, sentir como ellos… y eso me lleva a la interpretación. Me permite tener experiencias; con los registros que interpreto, los compañeros, los trabajos cambian, con otros idiomas…
¿De los personajes que has interpretado hay alguno especial ligado a cómo eres?
Todos los personajes tienen una parte mía, aunque mis hermanas me dicen que Cybercelia se parece mucho a mí –Rie-
Un proyecto tuyo reciente ha sido el monólogo “Besugo por las paredes” que se pudo ver en el Teatro Lara
Efectivamente, después de llevar toda mi carrera diciendo y haciendo lo que otros me pedían tenía ganas de contar y hacer lo que yo quería. Tengo una gran debilidad por la comedia, y quería hablar sobre temas que me importan y me inquietan, desde el humor, hablar de lo difícil de la vida para reírnos, muchísimo, de ello.
¿ Y cómo lo trabajaste?
Fue un proceso largo. Me di cuenta que no tenía el hábito de expresarme a ese nivel y me costó darle forma, pero a la vez fue apasionante, todo un viaje, es fascinante cómo llegas a lo que realmente quieres decir y decidir cómo quieres contárselo al mundo. Nunca había hecho un texto propio, solo había colaborado en autorías ajenas y me gustó mucho, no descarto continuar con ello.

¿Y este momento llegó cuando tenía que llegar, no antes?
Imagino que sí, en otros momentos, aunque tal vez estaba en algún lugar de mi cabeza, no me veía capaz de materializarlo. Esta vez me lo propuse, y después de bastante tiempo y darle muchas vueltas, lo conseguí. Cuando escribes no sabes cómo va a responder el público. Y cuando resulta que les gusta y se ríen es maravillosa la sensación.
¿ Y cómo te has sentido tu sola explicando cosas con el público? ¿ Y cómo han reaccionado?
Me ha encantado, sobretodo porque el público entró genial, desde el primer día. En un monólogo el público es “otro personaje”, al que le hablas, y cada día es diferente, los hay que se ríen más alto o son más tímidos o les interesa más la historia que cuentas o se ríen más con los chistes etc. Tú te adaptas a tu interlocutor, el público, Y ese diálogo es fascinante.
Para finalizar. ¿Es necesario reír, y saludable para ver monólogos como el tuyo?
Reír es una gran terapia, y hacerlo de algo difícil que te pasa da más alivio que estar sufriendo por ello. Siempre que se pueda hay que reírse, y venir a ver mi monólogo.
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