Texto – Noelia Baldrich. Fotos: Mireia B. Roberto Ribas.
Hablar de este músico como exponente del nuevo flamenco es andar poco afinado y corto de palos. Su insólita paleta rítmica anuncia el Mágico despertar de un nuevo discurso musical: el Dubmenco. Una fusión del más puro flamenco de tablao, con pinceladas de rap, trazos árabes, capas bluesísticas, efectos hindús y brochazos electrónicos. Un arte sonoro que encajaría como flamenco cubista. Su primer óleo discográfico suena a una alegoría del cuadro “Tres Músicos” de Picasso donde la superposición de texturas estilísticas ofrece una múltiple perspectiva rítmica. Nacido en Alicante pero criado en Triana, este artista se define como “un buscador de sonidos nuevos pa’ regalar y dar”, pero su idiosincrasia se asemeja más a la de un Viejo bohemio con toques de Bandolero de madrugá porque nos trae el quejió triste y melancólico de ver pasar el invierno y las hojas de un árbol que van cayendo, al tiempo que nos roba el alma con el amor más puro y bello. La suya es la historia de un niño que se alimentó de un buen árbol que sabía a savia buena, la del clásico flamenco que le corría por las venas. “¿Sabes lo qué pasa? Qué cuando siento el ritmo dentro de mi cuerpo la sangre baila a contratiempo”, explica este creador al que le gusta escuchar el sabroso sonido negro. No encuentro explicación para su genuino duende: esa maestría de llevar la técnica de la guitarra flamenca al punteo de un piano soberbio. Y es entonces, en la magia del desintegro de la guitarra al piano cuando este compositor, pianista, cantante y guitarrista se convierte en rey, sultán o faraón de una magistral opera prima. Dice: “Me siento vacío porque busco el sentido sacando lo mejor que llevo dentro”, pero para vaciar su alma le queda mucho tiempo, mientras, en cada canción describe una gran pasión. “¡Qué bueno es sentir el placer, vivir del revés!”, asegura con voz ronca y rota. El mismo placer que sintió Aquella tarde que compartió escenario con Paco de Lucía, o tantos trabajos con grandes figuras como Ketama, El Cigala, Raimundo Amador, Joaquín Cortés, Medina Azahara o Alejandro Sanz. Profesor de música también, compone en este trabajo una banda sonora de inusitada armonía que nos hace ver la “Otra cara del gitano” y nos permite soñar en un insólito paraíso musical. Ténganlo presente porque tiene mucho Arte pa’ vivir, arte pa’ sentir, pa’ sonreír. 10 temas donde “everybody dancing, shaking”. Cortes perfectamente orquestados para romper las cadenas de su espíritu valiente: “Viví el ayer cautivo pero ahora me siento tan libre como las estrellas que alumbran el firmamento”. Se me eriza la carne teniéndolo delante porque miles de respuestas me da sin preguntarle, solo con mirarle a los ojos vislumbro la madera su arte. El Mágico despertar del maestro Amador de la Rosa es una obra visceral pa’ el sombrero quitarse.

Si este álbum es el Mágico despertar del Dudmenco, me pregunto cómo habrá sido el sueño.
El sueño ha sido una manifestación como lo que has descrito en la presentación y me halaga mucho. La verdad es que las críticas están siendo muy buenas.
Mágico despertar (Camaleón Records), una obra sorprendente por como fusionas el flamenco con estilos tan diversos como el electrónico. Juan Manuel Cañizares, guitarrista flamenco explica que el tiene interiorizado un tribunal musical que le dice lo que es flamenco y lo que no. ¿Cómo interpretas tu el flamenco?
No puedo ponerme en el lugar de Juan Manuel con los conocimientos que él tiene de música, de solfeo…yo como autodidacta puedo decirte que no tengo ningún tribunal porque no soy juez para juzgar. La música es libre, ahora más que se ha hecho Patrimonio de la Humanidad, que ya era de antes porque siempre ha sido de todo el mundo y además es nuestro signo de identidad, de España. Cuando salimos de aquí lo primero que dicen “Flamenco España y olé” y los toros. El flamenco se ve venir, tiene ese pellizco… Si soy flamenco y hago un reggae la vena flamenca va a salir porque has nacido con ella, no tengo que esforzarme.
Haciendo gala de tu mejor lección: «transmitir enseñanzas sanas libres de prejuicios y de conflictos». No te crea un conflicto incorporar al clásico flamenco de tablao armonías rock…
Personalmente no me causa ningún conflicto, pero soy consciente que no puedes desentonar, hacer un cambio brusco o pegar un volantazo en un coche. No se puede hacer eso, sino intentar arrimarte poco a poco y enlazar la armonía con lo que estás haciendo.
Pero el tuyo es un flamenco innovador, solo hay que escuchar el tema Viejo Bohemio.
Ese tema era para Alejandro Sanz, porque sé y él lo sabe que en su conciencia hay flamenco, lo que hace él es mezclar el pop con el flamenco y da con ese estilo. Ese tema lo compuse para él pero al final lo interpreto yo. Lo que hago aquí es cantar flamenco dentro de una balada sinfónica con música… por cierto el músico que toca ahí el Duduk (flauta) es el que compuso la banda sonora de “Gladiator”.
Muy innovadora resulta la incorporación que haces de instrumentos ajenos al cante jondo y magistral la agilidad de tus dedos convirtiendo el piano en una virtuosa guitarra de flamenco.
Transportar la técnica de la guitarra al piano no ha sido fácil, porque es de toda la vida y aún así, sigo estudiando, sigo perfeccionando porque requiere mucha, mucha técnica para hacer trebulos, ese “repiqueo” se pasa al piano, un instrumento que no está habituado a ese sonido.
Un sonido tan poco habituado que te he acuñado el término “flamenco cubista”.
Ja, ja. He sido una persona que me encerrado bastante, si hubiera sido de otra manera hubiera llegado más lejos en mis conocimientos, pero solo escuché a Camarón y Paco de Lucía y hace cuestión de tres años he empezado a escuchar otra música porque nadie me aconsejaba.
Y publicas un Mágico despertar sonro muy picassiano, parece la obra Tres Músicos, donde la única nota de realismo es el pentagrama. Trazos de flamenco con rap, música negra… superponiendo texturas. ¿Qué opinan tus compadres?
Lo último que he escuchado de Diego El Cigala, Pitingo… es que se han quedado impresionados, que era algo nuevo que no se había hecho. Obviamente el Dudmenco no se había hecho nunca, es mezclar el aceite con el agua. Incluso el productor no se imaginaba en su vida que eso podía cuajar.
Con Noel Pastor os dejáis llevar e incorporáis un talkbox, dicen que con él la guitarra habla.
Sí, ese aparato es como las cuerdas vocales de una persona. Un instrumento similar vendría muy bien para las personas con dificultades en el habla porque con solo el aire reproduce el sonido, modula la voz.

Presentaste el disco en la sala Alegoría con una gran camadería, ¿qué tal fue?
Estupendo, con todo el equipo que llevo tan estupendo. No sé si he sido yo o la fuerza de la naturaleza que ha hecho que me rodee de esta gente grande y lo agradezco sobre todo a Carlos Lozano que gracias a él he despertado la voz, que yo estaba muy silenciado porque me daba mucho respeto, mi padre es cantaor de flamenco y Mari Fe de Triana y Juanito Valderrama son sus padrinos.
El disco se lo dedicas a tu madre, Antonia.
Sí, porque no está en este mundo, es algo especial. Para mí siempre ha sido pilar o el espejo donde me he mirado, si soy músico es por ella. Siempre me ha dicho: “no tires la toalla jamás, ¡no tires tu toalla, busca tu destino!”. Nunca la he tirado, mira que he tenido baches grandes, ¡vaya tela todo lo que he pasado y aquí estoy! Porque he tenido reconocimientos de muchos artistas pero nunca públicamente hasta ahora. Ha sido sacar el disco y gracias a la labor de Carlos Lozano está todo el mundo muy volcado. Quién la sigue la persigue y trabajar trae sus frutos.
¿La portada es una alegoría a La Carbonería, la sala donde empezaste a actuar?
Ja, ja, ¿porque llevo media cara negra como el carbón? Si llevamos el disco a la India dirían que es el Buda, o el Yin Yang… Eso representa lo que quiera que represente el que lo ve. Me dejé llevar por el fotógrafo Roberto Ribas, ahijado de Sara Montiel. Escuchando el disco le vino una imagen y me pidió que le diera carta blanca para la ilustración.
Y en el reverso una imagen tuya que me recuerda a un corsario de levante.
He nacido en Alicante, y levante por los mineros, por la Unión, Cartagena. El cante de allí me llama la atención y modestia aparte es verdad que canto muy bien los cantos de levante, pero también me gusta darle una renovación porque tenemos tecnología y pienso que es hora de que la armonía se enriquezca un poco, igual que la evolución en la guitarra si antes se tocaba por una nota ahora se toca por todos los sitios, pues igual en el cante. En el segundo track he mezclado un cante de levante de minera y he acabado por taranto, hay un palo nuevo de flamenco.
Has compuesto bandas sonoras porque tu música se acopla muy bien y me ha recordado a la telenovela “Juan del Diablo”, además tu fisonomía es parecida.
Ja, ja, no ahora soy ¡Jack Sparrow! Oye suena bien, ¡voy a decirle a los editores que lo cambien! ja, ja.
Pues podrías ser ¡Jack de la Rosa! Hay un libro “Corsario de Levante” de Reverte, que describe un héroe que se valía de los valores como el honor, la ética y la moral ¿Cuáles son tus códigos morales en el arte?
Mis códigos es el respeto, un respeto enorme a la música, porque últimamente todo el mundo es artista y tengo que decir algo: yo si no sé hacer algo no lo hago, por el sentido del ridículo y por la dignidad de una persona. Hay que ser consciente de lo que haces, yo mismo tengo mucho respeto a cantar de cara al público porque hay que hacerlo como Dios manda. Cuando subes a un escenario los primeros cinco minutos pienso que pase ya el concierto. Luego me calmo. Se me ponen las orejas ¡que parece que me van a caer, ardiendo, las rótulas de las rodillas me tiemblan! Hasta que la gente no responde. Y tengo que decir que la respuesta está siendo fabulosa. Hay una anécdota, te cuento: en el Lope de Vega, Rafael Amargo me anuncia para que toque el piano unos minutos, así que empiezo y fue tal el griterío que como no veía nada por los focos pensé que había fuego, me asusté y pregunté ¿¡ha pasado algo!? Pero los músicos estaban impasibles, así que comprobé que era la ovación del público.
Tocas diferentes instrumentos piano, guitarra, flauta, cajón… ¿con cuál compones?
Como el piano no puedo llevarlo a todos sitios, cuando me pilla fuera con la guitarra. Pero si estoy en casa el piano.

¿Alguna joya?
Ketron, no lo hacen ya. Es un Colin DG 100, hay nada más 16 unidades en todo el mundo y he podido conseguir uno, me ha costado mucho en todos los sentidos. Es una joya porque no he oído sonido igual y creo que no se va a mejorar en piano digital aunque cueste 200 mil euros, no va sonar igual. Han hecho una bestialidad con un piano Sting White de gran cola han cogido tecla por tecla digitalizada pero con humanidad. Han cogido las armonías de todas las cuerdas en una sola tecla. Pulsación por pulsación. Lo investigaron conmigo pero no lo patente.
¿Cómo?
Un amigo, Mariano, fusionó las marcas Solton y korg y junto a un italiano como productor ejecutivo crearon Ketron, basándose en mi técnica.
Has sido fuente de inspiración de teclados, pero ¿a qué tecla recurres para componer: a la de un Viejo bohemio o a la de un Bandolero de madrugá?
Con todo, cada día soy un mundo. Me pregunto “estaré loco” porque me ha dado por estudiar temas de física cuántica y veo ¡qué grandeza! hay en el mundo. Miro documentales de agujeros negros y estrellas y los necesito ver para componer y llevarlo al piano. Me encanta Eduardo Punset, lo admiro enormemente. Me ha abierto la mente: La música es ciencia, la madre ciencia para tocar el alma a todas las personas. Todo en la vida está conectado.
¿Con quién te gustaría conectar en el escenario?
Con el que más quiero en el mundo, Paco de Lucía. Me gustaría hacer un trabajo serio con él.
Si el serio de Punset te escuchara entonaría: “Quiero qué suceda una vez más el Mágico despertar, que sea como las flores que en primavera florecerán”.
facebook:amadordelarosa
twitter: @AmadordelaRosa1
http://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=T5gom8XBzAE
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