Texto – Redacción. Fotografías – Hearst.
Alba Flores (Madrid, 1986) es una de las mejores actrices del país, ha sido protagonista de series tan populares como Vis a vis o La casa de papel, de películas como Te estoy amando locamente o de obras de teatro como Troyanas o 1936. Pero ahora, la actriz se convierte en la nueva portada de Esquire Max y aprovecha para hablar de Antonio, su padre, el genial músico y compositor que se marchó demasiado pronto, hace ya 30 años.

Alba rebusca en los cajones del recuerdo para entender quién fue el hombre que tanto le dio; todo lo que ha descubierto –gracias a su madre, Ana Villa, sus tías Lolita y Rosario, sus primos y una troupe de amigos incondicionales– lo comparte generosa en la película original de Flores para Antonio, que se preestrenó ayer en el Festival de Cine de San Sebastián y que llegará a los cines el próximo 28 de noviembre: «‘Flores para Antonio’ es, ante todo, un homenaje a mi padre. También es el culmen de un proceso de autoconocimiento de muchos años por la necesidad que sentí de conocerlo más e integrarlo más en mi vida».

Este homenaje también ha sido para ella un proceso de autoconocimiento y sanación, y Esquire ha encontrado en ella una mujer fuerte, íntegra, tímida y valiente; sencilla, sensible, combativa, que habla con tanto respeto como con claridad, y que delante de la cámara fotográfica se crece como la diosa que fue su abuela, como el icono que es su padre, como ella misma es: «La canción ‘Una espina’ [con la que arranca el documental cantada por la actriz]es el reflejo de las heridas que mi padre compartía con su madre y yo veo ahora el reflejo de las mías con él. De momento, no puedo cantarla entera en público». Así, Alba Flores se sincera como nunca con un testimonio sentido y valiente en las páginas del último número de la revista: «He descubierto la vulnerabilidad de mi padre, su sensibilidad, su libertad… Él se daba permiso para vivir de una manera muy espontánea y auténtica. Esto me tiene muy inspirada».
«La herencia que he recibido es su legado humano, el amor por la creatividad y el arte, el permiso para disfrutar de la vida, el no tener miedo a no seguir la norma, el tener una apertura de mente, no tener prejuicios, el saber profundizar y disfrutar también de lo banal. Le estoy muy agradecida», confiesa Alba, que también se ha sentido libre para hablar sobre la enfermedad de su padre: «Lo que más me importaba en esta película era desestigmatizar el tema de la droga. Yo he cargado con ese estigma, como otros niños de mi generación. Me llama la atención que la sociedad te perdone ser corrupto, cometer genocidios, ser un mal dirigente político, pero no te perdone haber abusado de las drogas porque ya eres un yonqui. Yo quería tratar el tema desde un lugar más humano, sin hacer juicios de valor. Y decidí hablarlo sin tapujos, como él lo hacía, respetando, por lo que he visto en sus entrevistas, hasta donde él quiso hablar».
La entrevista completa, en el número de octubre de Esquire.

EXTRACTOS DE LA ENTREVISTA.
• «La peli es un homenaje a mi padre, pero también a mi madre. Quería mostrar el valor que ha tenido mi madre, quería honrar su historia, su dolor, su buen hacer y su amor. Para mí era primordial. Pero efectivamente hubo que requeté convencerla. Me decía: “Yo te lo cuento y tú lo dices” [risas]. Pero, claro, no iba a ser igual. Le estoy muy agradecida por haber aceptado mostrarse por mí y por la película. Si no lo hubiera hecho, la historia habría quedado coja».
• «Amor y respeto, son valores supremos dentro de mi familia. Me conmueve mucho ver cómo todos nos hemos dado tiempo y espacio para procesarlo. Nos hemos acompañado y hemos estado presentes sin necesidad de intervenir ni de salvarle la vida al otro. La verdad es que mi familia es muy diversa, con muchas maneras de pensar, a veces opuestas. Pero eso no nos genera polémica ni guerras entre nosotros, sino que podemos discutir por pensar diferente pero el amor nunca está en juego».
• «Yo, que he salido de tantos armarios en mi vida, que tengo otros estigmas encima y no solo por ser mujer –ya solo con eso en este sistema patriarcal eres una presunta puta, una presunta ‘todo’–, sino también por mi sexualidad y por mi gitanidad, de pronto me di cuenta de que la droga era otro estigma gordísimo. Si con el tiempo nos hemos ido empoderando en tantos otros asuntos sociales, ¿por qué con la droga no? Deberíamos hablarlo con más madurez».
• «Después de este viajazo emocional, siento que lo conozco muchísimo más de lo que le conocía antes de empezar la peli y probablemente menos de lo que le voy a seguir conociendo. Porque a raíz del documental, vendrán a contarme más historias».

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