Texto – Redacción. Fotografías – Hearst.
Joaquín Sabina está recorriendo el mundo con una gira de tres meses que le despedirá para siempre de sus seguidores del otro lado del charco, antes de volver a España en mayo para seguir hasta noviembre y poner en Madrid el punto final a 50 años de escenarios. Durante esta primera fase de la gira de despedida, Esquire acompañó al artista en Nueva York un par de días antes de su concierto en el Madison Square Garden: “Cantar algún día en Nueva York no estaba en mi hoja de ruta, ni siquiera en mi imaginación más loca. Fue el primer descubrimiento de que mi lengua, que es mi patria, porque mi patria a estas alturas no es un sitio geográfico, es mi lengua, tenía una pujanza tan importante en EEUU. Y en aquel momento descubrí también que mis canciones habían viajado antes que yo, y que aquí tenía un público apasionado capaz de llenar un concierto”.

Sin embargo, y a pesar de su miedo escénico, que sigue intacto, reconoce: «Las Ventas era lo máximo. Ese miedo y esa emoción, porque además yo soy taurino, no los he vuelto a tener ni en el Madison. Y menos ahora que ya es habitual en mis giras. Es verdad que sea donde sea paso una hora mala antes de cantar, pero mientras la paso ya sé que voy a salir y que voy a hacer como Dios manda mi trabajo«. Y, ¿cómo afronta Joaquín Sabina la última gira de su vida? «La anterior todo el mundo creía que sería la última, y en el fondo de mi corazón yo también lo creía. Pero fue tan bien y encontré un clamor, un calor y una complicidad tan grandes, que cuando acabé y llevaba un mes en casa pensé: “Ha sido la gira más gozosa de mi vida, al menos podría repetirla”. Y eso estoy haciendo», confiesa.
De cara al futuro, Sabina se sincera sobre sus planes profesionales, otros cien sonetos y un disco, del que confiesa tener ya cinco o seis canciones, que serán siete u ocho al final de la gira, «y nada más». Después de 50 años de música, y viviendo su última gira, cuenta que le siguen pidiendo que no sea el final -a lo que reconoce no hacer «ni puto caso»-, y revela para Esquire los verdaderos motivos de este adiós definitivo a los escenarios: «No por falta de ganas, sino por ganas de estar en mi casa y porque creo que ya no le debo nada a nadie, ni siquiera a mí mismo. Yo no tengo esa cosa terrible de tener que cantar todos los días: cuando no canto estoy bien. Así que no me preocupa lo más mínimo. Quiero hacer mi libro de sonetos, un disco, y quiero estar en casa, pintando y escribiendo. Yo creo que dejo una colección de 25 canciones que me van a sobrevivir y no me veo obligado a dar más en público».

Antes de terminar la entrevista, y tras una larga conversación en la que también se ha abierto sobre sus comienzos, la letra de sus canciones, su época más feliz o la depresión que sufrió tras el ictus, Joaquín Sabina no tiene dudas, ni esperanza, de que a este punto final le sigan dos puntos suspensivos: «Y si le sigue algo, será un punto muy pequeñito… Yo tengo una fantasía, que creo que ya te había contado. Si alguna vez llego a un arreglo con el Teatro Apolo, podría usar mi casa de camerino porque está a veinte metros de mi portal, para cantar una vez al mes y llevar a gente y eso… Y si pudiera comprarlo sería una maravilla».
La entrevista completa, en el número de abril de Esquire.
EXTRACTOS DE LA ENTREVISTA.

- “Saber que esta gira es la última y que esta vez va en serio, porque acabo de cumplir 76 años, le añade una carga de emoción. Como escritor de canciones, ver y sentir en el escenario de países muy distintos y distantes del mío, cómo el público ha hecho suyas esas canciones y les han servido sentimentalmente para muchas cosas es una emoción muy grande”.
- “Sería un abuso por mi parte tener espinas clavadas cuando la vida me ha dado cosas que ni siquiera me había atrevido a imaginar. No, no tengo ninguna y pienso que me retiro en el momento justo. Creo que dejo una colección de 25 canciones que me van a sobrevivir y no me veo obligado a dar más en público. Creo que ya no le debo nada a nadie, ni siquiera a mí mismo.”
- “He encontrado otra felicidad que no había conocido ni disfrutado, que es la del amor verdadero. Llevo 30 años con la Jime y ella tiene mucho que ver en mi cambio de vida. Hace tiempo que no quiero ir a ningún sitio donde no esté ella. Nunca me imaginé que iba a poder vivir con alguien 30 años y al hablar de ella no ponerle ni el más mínimo pero”.
- “Fui un niño y un adolescente de imaginaciones modestas, no tuve sueños locos, jamás pensé que a través de mis canciones iba a viajar a Latinoamérica y mucho menos a Nueva York, pero sucedió y ha sido una sorpresa maravillosa de la que todavía no me acabo de reponer. Salgo muy conmovido de los conciertos”.

Deja un comentario