Mónica Caballero: “Disfrutar es la sal de la vida”

Texto – Albert Roca. Fotografías– Santi Martínez Sancho. Entrevista realizada en Singular. Calle Carretas 14.

Los Teatros Luchana acoge la obra Madres Imperfectas, una comedia que aborda la maternidad con honestidad y un toque irreverente, desmantelando el mito de la «madre perfecta».  A través de monólogos, sketches y números musicales, el espectáculo retrata las experiencias de mujeres que enfrentan las complejidades diarias de ser madres. El reparto está encabezado por Susana Hernáiz y Mónica Caballero, que ha sido una de las grandes impulsoras de la obra, que además tiene una publicación.

© Santi Martínez Sancho

En “Madres imperfectas” se trata de manera muy abierta el tema de la maternidad. ¿Cómo planteaste la obra?

La maternidad, tal y como la hemos visto hasta ahora las mujeres, era algo natural. Y como todo lo natural, no se enseña. Ahí se las apaña cada una. Y no se hablaba de lo que les pasaba a las madres. La imagen de la maternidad que hemos tenido siempre es de una mujer dulce, amable, entregada y abierta a todo lo que suceda. Nada más lejos de la realidad. Una mujer es un ser humano. Y la mujer que de repente tiene una crisis de lo que sea laboral, personal y además tiene un hijo, no se puede enfrentar de la misma manera.

Hace ya diez años, una amiga y yo, compañera de la RESAD, siendo madres, vimos que íbamos muy superadas. Que no llegábamos a nada y que había muchas cosas que daba pudor decir como, por ejemplo, que les ponía la tele a mis hijas para poder descansar ¿Por qué no lo voy a decir? O no me gusta dar el pecho. ¿Por qué me tiene que gustar que se me rajen los pezones?

Así que decidimos hacer lo que mejor sabemos hacer. Coger todo lo que nos sucedía, lo que sentíamos, desde las entrañas, y llevarlo a un escenario, pero con humor. Porque si no lo haces con humor, las cosas no entran bien. Así que escribimos lo que entonces era nuestra maternidad, con niñas más pequeñas.

© Santi Martínez Sancho

La obra lleva un año. ¿Qué balance hacéis?

Llevamos un año en los teatros Luchana. Está gustando muchísimo, porque es un espectáculo que, pese a que es de madres, todo el mundo ha pasado por eso. O como madre o como padre o como hijo. Los padres de hoy en día están muy implicados, al mismo nivel que las madres, y pasan por las cosas que pasamos nosotras.

¿Qué reacciones tenéis por parte de la gente?

Al final de la función hay gente que nos comentan cosas. Es muy bonito. Unas adolescentes vinieron emocionadas, y me dijeron “¡Es la primera vez que vamos al teatro y no miramos el móvil!” Y hubo otra “yo ahora lo único que quiero es ir a casa a darle las gracias a mi madre”. Una señora que tenía un hijo, en este caso adolescente, me comentó una cosa. Resulta que hay un momento del espectáculo que comento que mi hija me cae mal. Y no lo digo para hacer reír, es que me cae mal. Lo digo con el sufrimiento que implica reconocer algo así. Lo que pasa es que hay un tono de humor y la gente se muere de risa. Y esta señora, cuando acabó, me dijo “Es que yo siento esto y nunca me he atrevido decírselo ni a mi marido. No puedo con mi hijo, no le soporto, es que me cae mal. Si fuera una persona, jamás sería mi amigo”.

© Santi Martínez Sancho

¿Los hombres también se pueden divertir con la obra?

¡Claro! Yo soy mujer y lo he escrito desde mí, pero cualquier padre se va a identificar, y cualquier hijo va a ver a su madre. No vamos contra ellos. Forman parte de nuestro escaparate porque son compañeros de viaje.

Y te diré que van muchísimos padres con sus mujeres (les llevan ellas) o con amigos. Como una vez que un padre repitió con sus amigos, después de ir con su mujer. Y compró varios libros de “Una madre imperfecta”, que vendemos al final del espectáculo. Este libro, que he escrito, no es exactamente como el cabaret, pero sí en el tono. Un homenaje a las madres con mucha guasa.

¿Disfrutas haciendo disfrutar con este espectáculo?

Disfrutar es la sal de la vida. No hemos venido a la vida para sufrir, hemos venido para disfrutar. Con precaución, con cabeza, con inteligencia, con lo que quieras. Pero a disfrutar. Yo todo lo que hago, o lo hago disfrutando o no lo hago. Porque disfrutar quiere decir que te quieres a ti. Que te das un lugar, que te respetas. Es amor propio. Disfrutar. Y no niego el dolor, claro. No vamos a frivolizar con esto. Por supuesto que hay dolor en la vida. Lo que no tiene que haber es sufrimiento. Porque cuando decides mantenerte en el dolor, acabas en el sufrimiento. El dolor forma parte de la vida, pero tenemos que aprender a atravesarlo, no a anclarnos en él para justificar nuestra existencia. Al final somos los únicos responsables de nuestra vida.

© Santi Martínez Sancho

¿Cómo te defines?

Podría decir que como una mujer apasionada, que le gusta jugar en este de juego que es la vida. Una mujer que se implica en todo lo que hace, desde unas croquetas hasta la educación de mis hijas. Soy intensa, libre y disfrutona. Con muchas ganas de seguir adelante con esta profesión que adoro, porque soy actriz, como soy mujer.

¿Cómo actriz te hace tener una perspectiva especial de la vida?

Ser actriz es mi forma de ver la vida. A mí, ser actriz me ha hecho mejor persona. ¿Por qué? Porque yo he tenido que observar a esos personajes, que son personas, y entenderles. Es decir, si yo tengo que hacer de una mujer, que asesina bebés, yo no puedo juzgar a esa persona. Tengo que entender las razones que le llevan a ello. Otra cosa es que lo comparta… Y cuando tú entiendes a los demás, no hay juicio. Puedes decidir no quererla en tu vida, pero no es necesario juzgarla. Porque puedo entender todo lo que le ha llevado a actuar como actúa.

© Santi Martínez Sancho

¿Cuál sería tu gran proyecto?

Estoy en un momento muy espiritual, muy energético. Y sí que me gustaría hablar sobre la decisión de ser libres frente al miedo que tenemos de ser nosotros mismos. Sobre aceptar la responsabilidad de nuestra vida, sin culpar a los demás de lo que nos pasa. La libertad es lo que nos da la felicidad, y somos esclavos de millones de cosas al día que nos la quita, sobre todo esclavos de nuestro ego. Y por qué no, también me gustaría hablar de aprender a disfrutar y no tomarnos la vida tan en serio. Por ejemplo, si estás en el coche hay mucho tráfico, no avanzas, y estás que te subes por la pared porque llegas tarde. Puedes decidir desesperarte o disfrutar ¿cómo?, Decidiéndolo. Ya que no hay escapatoria, ponte un podcast, una música que te guste, llama por teléfono a alguien. Haz algo para aprovechar ese momento y disfrutarlo.

De esto me gustaría a mí hablar y  siempre con mucho humor.

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