Texto – Redacción. Fotografías – Hearst.
Con 21 años, Jaime Lorente pasó de ser un chico desconocido de Murcia a convertirse en Denver en La casa de papel, ahora, con apenas 33 años, el actor acumula más de 50 series, películas y obras de teatro, un libro de poemas, un puñado de canciones, fama mundial, once millones de seguidores y dos hijos: “Es muy difícil gestionar todo eso de forma sana, sin verte en lugares extremos. Es meter a un niño en mitad de un circo enorme, en el que no entiende las reglas, no sabe quién manda… Y creo que es ahí donde uno empieza a hacerse daño”.

Con esa sinceridad y valentía que tanto le caracterizan, Jaime protagoniza este mes la espectacular portada de Men’s Health en un número con el que la marca estrena imagen, más premium y renovada. En sus páginas, una profunda entrevista en las páginas de octubre de Men’s Health en la que se muestra tal y como es para despojarse de todas esas máscaras y adicciones que ha alejado de su vida. Confiesa que ha dejado atrás “hábitos como puede ser el alcohol u otras cosas. Que ya no peco… No. Soy un hombre limpio en todos los sentidos. Ahora cuido mucho mi alimentación y hago mucha terapia para tener el jardín mental bien podado”. En ese proceso de encontrar la paz mental, la fé está jugando un papel muy importante en la vida del actor: “Siempre he sido creyente, pero no de una forma muy practicante, más bien por herencia familiar. Pero ahora estoy en un momento en el que sí practico mucho. Voy a misa y he encontrado un refugio brutal en la fe, en un lugar más positivo, menos sesgado por la cantidad de barbaridades que han hecho muchas personas en nombre de lo que sea. Un refugio de amor y de descanso superfuerte, la verdad”.

Sin embargo, confiesa que “si dices que eres creyente, ya te posicionan en un lugar político. Y estoy convencido de que la fe va un poquito más allá. Es verdad que he sentido mucho miedo siempre de decirlo, de pensar: “Si digo que soy creyente, a lo mejor me perjudica en el curro, a lo mejor piensan que soy un tipo demasiado anclado en el pasado y en determinadas ideas”. Y no, de hecho, como te decía, estoy supercerca de Jesucristo porque me ayuda a respetar y a querer a todo el mundo mucho más”.
Durante la entrevista, Jaime Lorente también se sincera sobre su paternidad por partida doble: “Cada día es de una forma distinta. Nadie te prepara. Fíjate que Álvaro Morte, cuando mi mujer estaba embarazada, siempre me decía algo que ahora comprendo: “Cuando nazca tu hija, no vas a entender cómo has podido vivir tanto tiempo sin ella”. Y ser padre es eso. Es como si en el corazón se te abriese un nuevo departamento y metiesen a tus hijos ahí dentro”. Además, admite que tiene miedo de que la fama acabe afectando a sus hijos: “Hay cosas que no sé muy bien cómo gestionar. Cuando voy con ellos por la calle, por ejemplo, me para mucha gente y no sé cómo les voy a explicar que no pueden hablar con desconocidos… Y, luego, me preocupa un poco cada vez que les veo alguna inclinación artística. Van a ser lo que ellos quieran, pero si se dedicaran a la actuación, lo pasaré peor que mis padres”.

La entrevista completa, en el número de octubre de Men’s Health, que da inicio a la nueva etapa de una imagen más premium y, además, con la primera portada de la historia de la revista disparada con un teléfono móvil.
EXTRACTOS DE LA ENTREVISTA
• “Lo más complicado de gestionar ha sido sufrir un ataque de exposición tan repentino con los compañeros de La casa de papel. Es verdad que fue el hito que ha hecho posible todo lo demás, pero fue duro, muy duro. En mi caso, lo gestiono con mucha terapia. Es que nadie te enseña a ser un personaje público. Y la terapia me ha funcionado. Me ha ayudado a dejar atrás muchos malos hábitos, a enfocarme en lo bueno y trabajar por mi paz mental”.
• “Yo venía de ser cero conocido. Úrsula Corbero, por ejemplo, una compañera increíble, creo que lo gestionó mejor, porque ya sabía de qué iba el juego. Pero yo no tenía ni idea, tío. Y creo que estas generaciones nuevas, de alguna forma, ya saben de qué va el tema. Incluso a la hora de formarse, se forman sabiendo que estas cosas son posibles. Y eso marca la diferencia”.

• Sobre las redes sociales: “He tenido mis menos sobre todo con Twitter, porque he sido un peleón de categoría. Pero me lo quité. Ya no tengo, ya no discuto y ya no le doy disgustos a mi madre, que por eso precisamente me lo quité. ¿Sabes qué pasa? Que la gente, muchas veces, en vez de ir al psicólogo, que está muy caro, se mete en Twitter, se caga en tu puta madre y se desahoga. Así que fuera”.
• “Es que esta es una profesión muy complicada, porque cuando te va bien, oye, ganas dinero, puedes tener una buena vida… Pero cuando te va mal, las pasas putas”.
• “Creo que la Iglesia debería ser un lugar abierto para todo el mundo. Acoger de verdad a todos. Que cualquiera pudiera ir con libertad a rezar o a una misa, sin ser ni sentirse juzgado”.

Deja un comentario