Texto – Redacción. Fotografías – Hearst.
En el número de mayo de ELLE, Ester Expósito (Madrid, 2000) irradia más que nunca un brillo propio. En una exclusiva entrevista, la actriz se sincera, confesando cómo logra superar los malos momentos, cómo consigue gestionar un hiperactivo presente en la pantalla y cuáles son los sueños que aún tiene por cumplir.

La historia de Ester Expósito recuerda a un guion de Hollywood: la niña que quiere actuar, logra convencer a sus padres de que su pasión es su destino y, tras un papel fortuito, se ve catapultada a la fama internacional. Sin embargo, para la actriz, el boom como protagonista de la serie Élite vino acompañado de un precio a pagar. «Viví momentos muy duros. Sé que soy una afortunada, pero no ha sido fácil», confiesa la intérprete, quien tuvo que aprender de golpe a acostumbrarse a la pérdida de anonimato, manejar la presión y superar las críticas.
Ahora, gracias a la terapia y a la experiencia que aportan los años, ha recuperado el equilibrio y está preparada para todo lo que venga, como su papel en Marfil y Ébano, la adaptación cinematográfica de las novelas de Mercedes Ron. «Me estoy divirtiendo mucho, porque es algo nuevo para mí. Son dos filmes de amor y suspense. He tenido que aprender ballet, boxeo, artes marciales, manejar armas…. Como actriz, esos retos me fascinan», explica. Y es que no oculta que le gusta ponerse a prueba constantemente y que le mueve la adrenalina: «Me van las emociones fuertes», confiesa entre risas.

Y es que Ester es, sin duda, una mente inquieta que ha sabido, por ejemplo, esquivar con inteligencia cualquier intento de encasillamiento, y que se atreve con la escritura para dar forma a sus propios proyectos: «Si no sale lo que quieres, cúrratelo tú», afirma decidida. Con una energía arrolladora, Ester Expósito está lista a alcanzar su próximo sueño: «Me apetece mucho trabajar fuera, me entusiasman los retos y los cambios. Ojalá aparezca pronto un proyecto en Los Ángeles».
EXTRACTOS DE LA ENTREVISTA
- «Estoy aprendiendo a quererme. Antes me maquillaba mucho más porque no me gustaba lo que veía en el espejo, pero era porque estaba mal por dentro».
- «Me pesa la pérdida de intimidad, que cualquiera vaya por la calle y te pueda grabar en tu día a día. Deberíamos estar más protegidos».
- «Cuando eres mujer, te quieren poner una etiqueta en la industria. Está muy extendido lo de: “Ella no da esto”».
- «Me incomodan las intromisiones en mi vida privada, pero los comentarios sobre mi cara o mi físico ya no me duelen».

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