Mirela Balic: «Todos necesitamos que nos quieran»

Texto – Albert Roca. Fotografías- Santi Martínez Sancho-Inmaculada Flores-Rubén Vega. Entrevista realizada en Cafeteria Carretas 14.

Bajo la dirección de Bernabé Rico se ha estrenado la obra “Parejas Imperfectas”, un canto por la integración y la necesidad de conexión humana. La obra está protagonizada por Toni Cantó, Lola Baldrich, Marcos Mayo y Mirela Balic, conocida por sus diferentes papeles televisivos y cinematográficos. Con esta obra se enfrenta a un gran reto.

¿Te hace una especial ilusión estrenar esta obra de teatro?

Como me decía una amiga y nos decíamos la una a la otra, yo me hago teatro encima. Porque yo salgo de la Resad. Estoy allí porque muy pequeña hago una obra de teatro. Yo vengo de la música clásica, toda mi familia es música, yo tocaba el cello y el piano. Iba a entrar en grado superior de cello, hice una obra de teatro de Lorca y aunque suene a cliché, hubo algo ahí en el escenario. Haciendo un monólogo sentí una iluminación y de repente dije “esto es”. Y le dije a mi madre, no quiero dejar el cello, porque se me daba muy bien y me gustaba mucho. pero yo quiero hacer teatro. Hice las pruebas para entrar en la Resad y de allí salí como actriz. Iba a participar en el monólogo Juicio a una zorra de Miguel del Arco. Y, de repente la vida me lleva a hacer cine y televisión, empalmando un proyecto tras otro. Lo he disfrutado y después de tres años he querido sacarme esa espinita que había tenido de hacer teatro. Y es que yo había hecho un grito de querer contenido, un texto bonito. Muchas veces hay textos con florituras muy bonitas que absolutamente dicen nada. Pero se me presentó esta obra, Parejas imperfectas, la leí y dije, vale, esto es lo que echaba de menos.

¿Qué es lo que te llamaba especialmente la atención?

Es un texto poderoso y bonito. Ni siquiera es el lenguaje, que es muy coloquial. Pero necesitaba ese guion, y sobre todo con el mensaje que tiene Parejas imperfectas, no solo porque trate de la discapacidad, sino porque trata también de una condición humana, que es la soledad. Todos necesitamos que nos cuiden y viceversa. Todos necesitamos que nos quieran, que nos ayuden, que sean amables. Y pedir ayuda también.

¿Y cómo se muestra en la obra?

Hay cuatro personajes y todos padecen de una condición que es la soledad. Quiero pedir ayuda, pero a la vez no quiero ser dependiente de nadie. Pero en los personajes de Lola Baldrich y Marcos Mayo es evidente que lo necesitan, no son seres independientes, necesitan de alguien. Y ¿qué es lo que pasa entre los humanos cuando la necesitan?

¿Te motiva especialmente enfrentarte a un texto de estas características?

Estoy muy contenta. Primero, porque le pedí al universo hacer teatro y llegó una obra de teatro y segundo porque si puede ser con un texto precioso pues también y con un mensaje. Para mí el teatro no necesariamente tienen que venir a hacer un dogma y a que la gente a enseñarle algo al público y que aprendan. En este caso creo que al público le va a hacer remover cosas, preguntarte y también acercar el tema de la discapacidad a quien no la tiene de cerca,

¿Los cuatro personajes son como cuatro islas desiertas?

 Nosotros hablamos de la vulnerabilidad, en el sentido que cuando no tienes una discapacidad es muy fácil hablar de ella. Con los compañeros llegamos a la conclusión que los 4 personajes, de una manera u otra, tienen una discapacidad. La de mi personaje es económica y un poco emocional, la de Toni Cantó sin duda emocional, porque es un tipo como muy patoso que no sabe, no acierta con lo que quiere decir y lo que siente. y luego el personaje de Marcos, que tiene una parálisis cerebral, y el personaje que interpreta Lola Baldrich, que por un accidente se queda parapléjica, tiene una condición de toda la espina dorsal. Pero yo decía, cuidado, sí, somos cuatro personas con discapacidad y tampoco la discapacidad emocional te quita de una discapacidad real.

¿Cómo te sientes al trabajar con Marcos Mayo?

Me ha chocado mucho. De repente vas a tener un compañero que el actor y el personaje tienen parálisis cerebral. Pensaba en que eso era un reto, como si el fuera actuar con él, como si eso fuera una problemática, que la podría ver en el habla, en lo físico, lo que sea. De repente, trabajando con él, digo, esta persona para mí es completamente funcional, es como que actúa y vive. Fue impactante encontrarme con Marcos y su parálisis, y que hay momentos que se me olvida. Lo hace tan fácil y tan real y actúa súper bien. Es un compañero fantástico y le veo haciendo las cosas cotidianas sin ninguna dificultad, entre muchísimas comillas, que de repente se me olvida, Me acuerdo un día que vine a un ensayo y yo quejándome de las agujetas que tenía y que hacía valorar la situación que yo tenga. Te hace pensar en muchas cosas. No voy a dejar de comer y agradecer la comida que tengo porque en África se está muriendo la gente de hambre. Hay que tener conciencia, hay que ver qué puedes hacer como ser humano en un primer mundo para que esa situación pueda cambiar, aportando tu granito de arena.

¿Marcos no te deja de sorprender?

Son personas con una capacidad de aceptación enorme, porque no te queda otra. Pero no lo veo desde un sentimiento pesimista, sino mostrando que son así y es su realidad. Y te comentan «yo sé lo que yo vivo porque es mi realidad, pero es que es distinta a la tuya». Entonces puedo empatizar, puedo observar, puedo agradecer lo que pueda tener, de la que quizás otra persona carece, y ponerlo en valor.

El ser humano siempre reacciona ante las adversidades….

Yo muchas veces lo pensaba, en pandemia, cuando nos encerraron, que parecía imposible y que nos íbamos a morir todos del desgaste que provocaba todo esto. Pero nos adaptamos. Lo hicimos cuando volvimos a la normalidad, aunque fuera bien distinta. Supongo que a estas personas les pasa lo mismo porque no te queda otra. O aceptas o vives en la absoluta depresión el resto de tu vida.

¿En qué ámbito situarías la obra?

 Una de las funciones del teatro es la mover y esta es una obra clave en este aspecto, al cien por cien. Lo interesante es que es una tragicomedia, y tiene unos tonos de comedia desde un lugar como muy brutos, muy honestos, muy puros. Muchas veces que yo he visto la discapacidad representada siempre se hablaba de la víctima, del «mira no puede». Y en esta obra, el personaje de Juan, que interpreta Marcos, es un «bicho». Me encuentro que necesito trabajar porque estoy en condiciones de trabajo muy precarias y lo que voy hablando claro es a «limpiarle el culo a alguien». Pero lo que me encuentro es que, de repente, aparece una persona joven, de mi misma edad, con discapacidad. Y ahí empieza toda la obra con nuestra trama. Lo increíble es que él es un poco soberbio, Entonces, me parece un buen punto de vista mostrar que estas personas no son todo pobrecitos, en un sentido figurado de la expresión.

Otro de los personajes discapacitados de la obra es el que interpreta Lola Baldrich

Como actriz lo que hace Lola es espectacular. La admiro desde hace mucho tiempo. En la obra tiene que estar completamente paralizada de cuerpo y lo larga todo por la boca, y no es un personaje ni que hable poco ni que lo que diga sea tranquilito. Le mete una caña y un discurso y un enfado y tiene mucha rabia hacia el exmarido y lo hace todo desde aquí. Es impresionante lo que hace.

¿En la obra se reúnen los dos ámbitos de la tragedia y el humor?

Aparte de remover la obra en sí, porque tiene mucho de tragedia y muchos momentos agridulces y muchos momentos de darse cuenta lo que supone ser una persona con discapacidad que pegan una buena leche al público. Pero luego también tiene este punto cómico.

¿Con esta obra has podido conocer a fondo la discapacidad?

No he vivido la discapacidad cerca de mí en general. Solo conocía ciertas cosas porque tengo amigas y la exnovia de mi pareja trabajaba en temas sociales y con niños que tenían diferentes enfermedades. Lo que conocían eran historias. De repente me plantean esta obra, me dicen que mi compañero tiene parálisis cerebral y, llega el primer ensayo con la lectura. A mi pareja le preguntaba ¿Cuál es el término correcto hoy en día, en el que se saca a punta absolutamente todo, que todo está políticamente mal dicho o bien dicho,? o ten cuidado porque si dices un término te van a matar por decirlo. Tenía un miedo a decir, ¿Cómo se dice: discapacitado, persona con discapacidad, con diversidad funciona?. Lo que me había llegado a mis oídos era que el término más correcto era el de diversidad funcional, para que nadie se sintiera ofendido. Yo consideraba que era importante y fundamental no ofender a nadie.

Llegamos a la primera lectura, y el director Bernabé Rico nos dice ¿Tenéis alguna duda antes de empezar la lectura sobre los personajes? Yo tengo una duda, pero no tiene que ver con los personajes. Y es para Marcos, y te la voy a decir «Marcos, no te conozco de nada, tienes todo el derecho de mandarme a la m.. ahora mismo, pero prefiero pecar de ignorante, preguntar, y correr tupido velo sobre algo que de verdad es una pregunta honesta. Porque no quiero dañar ni ofender a nadie. Le dije, Marcos, ¿Cuándo hablo de ti, o tú, hacia ti mismo, diversidad funcional es una palabra que es correcta, te suena bien, te suena mal? Y él, que le definió mucho como persona, lo primero que me dijo fue, A mí esto de diversidad funcional me molesta. Se dice persona con discapacidad. Y dime, perfecto, porque estaba puesto en el texto. . Entonces, le pregunté a él, no al director ni a quien haya escrito la obra y él me respondió esto, que decía mucho de él, porque enseguida le vi la comicidad y cómo se toma en serio la vida, pero también cómo se toma poco en serio a sí mismo.

¿Te has encontrado muy cómoda con toda la trama con Marcos?

Lo que me encanta es que por cada acto se va viendo como mi personaje empieza siendo una chica que claramente se ha tenido que proteger toda su vida y de repente se va ablandando. De repente, se va creando una relación entre los dos muy bonita y a lo largo de los actos se ve también que la vida cotidiana y como le afeito, le ducho,  le visto y como va evolucionando.

A través de tu personaje se refleja muy bien los prejuicios previos que tenemos en determinadas cosas

No es solo una obra que hable sobre la discapacidad, sino que también de la condición humana, la soledad, de los cuidados y esos vínculos que absolutamente a todos nos conciernen. Creo que el público sí o sí va a poder empatizar, porque en cada situación te puedes ver reflejado. A mí me ha pasado con mi abuela, y esta conversación la tengo diariamente con mi pareja.

Volviendo al principio. No puedes ocultar tu felicidad con esta obra

Claro que sí. El teatro me encanta. Siempre hablo del teatro como un lugar de propaganda emocional. Lo que me interesa es que en el público se genere un debate de lo que han visto. Si voy a una obra e interpreto un personaje y el público sale de ahí diciendo que les ha parecido un horror, ya estoy contenta porque han visto algo que les ha hecho pensar y tener una opinión. Les ha transitado algo en ellos.

¿En las primeras representaciones, que sensaciones habéis tenido?

Hicimos un ensayo general de estreno en Torrejón y luego estrenamos en Valencia, dónde vimos que el público estaba muy enganchado, riéndose donde esperábamos risa, tragando saliva en los momentos en los que también nos imaginábamos que iba a ser un golpecillo al corazón.

¿Qué les dirías al público para que vean la obra?

Honestamente, el elenco es maravilloso y el texto es tan bonito que ven a verlo y verás que tengo razón. Eso les diría.

Finaliza la frase: ser actriz es…

Una montaña rusa y te podría decir 50 millones de cosas más. Es la guerra en el mejor y el peor de los sentidos, porque al final es una profesión completamente precaria, dónde hay un 90 y pico por ciento de paro.