Texto – Albert Roca. Fotografías- Santi Martínez Sancho-RTVE. Entrevista realizada en Cafeteria Carretas 14.
Carácter y mucha personalidad es lo que acompaña la actriz italiana Claudia Ferranti, afincada en España desde hace unos años. Recientemente la hemos visto en la serie La Moderna y tiene por estrenar la serie Ena. La Reina Victoria Eugenia.

¿Consideras que te han etiquetado mucho con tus personajes?
Siempre he huido de los papeles que me daban, como los de mafiosa o prostituta, que han sido unos cuantos.

¿Y esto sucedió en La Moderna?
Al principio el personaje que escriben los guionistas era el de una inmigrante italiana, que se va a Estados Unidos y que había tenido una vida complicada. A medida que avanzó la serie añadieron más detalles como el de que había estado en la cárcel y se había prostituido durante diez años.

¿Y cómo te sientes interpretando estos personajes?
Lo más importante es trabajar y sólo tengo palabras de agradecimiento ya que interpretar siempre me estimula, al estar en contacto con nuevos equipos.
¿Cómo te sentiste cuando anunciaron el final de la serie?
Fue un shock. Estaba muy emocionada ya que estaba previsto que mi personaje volvería y tendria unas tramas importantes durante dos temporadas, con unos guiones donde iba a dar mucho juego. Me quedé muy trastocada porque nuestro trabajo de actor tiene mucha vulnerabilidad, esperando que el resultado de un casting sea positivo y te puedan dar un papel. Por eso mi sentimiento fue de frustración.

¿Qué recuerdos tienes de tu paso por MasterChef?
Fui la primera italiana en participar en MasterChef como actriz y anónima –Antonia Dell Atte estuvo en MasterChef Celebrity-. Nunca habían escogido una actriz italiana en MasterChef. Imagino que me escogieron porque tengo mucha personalidad, soy muy auténtica, la cago mil veces y lo digo y todo esto es buenísimo en televisión. Se me puede amar u odiar pero lo que no se me puede negar es que deje indiferente. Desde el primer momento me propuse ser yo y que la gente me conozca así. Y siento muy contenta de haberlo hecho.

¿Aprendiste en la cocina?
Más que en las clases y los consejos donde se aprendía mucho era en los exteriores, ya que tenías que darlo todo cocinando para 200 o 300 personas. Y aprendí a cocinar platos distintos de los que hago yo, a través de los equipos.

Volviendo a la interpretación, en Bosé encarnaste el personaje de Elsa Martinelli. ¿Cómo lo preparaste?
Cuando interpretas a un personaje histórico siempre te da mucho respeto y responsabilidad porque es alguien que ha vivido. Hay un margen de imaginación, pero tienes que ser fiel a lo que ha sido. Lo que hice fue ver muchas entrevistas de ella e intenté ver qué cosas eran parecidas a mí para trabajar más. Fue un gran orgullo pero no hay que olvidar un hecho. ¿Qué escena escogieron? La de cuando hace el personaje de una prostituta siciliana. Y volvemos otra vez a lo mismo.

Tienes pendiente de estrenar la serie Ena. La Reina Victoria Eugenia, y dónde interpretas el personaje de Rosario Lécera
Es una serie de ficción de RTVE de Javier Olivares, que se estrenó el año pasado en Cannes. He visto los dos primeros capítulos y los que la han visto también comentan que es The Crown española. Se ha hecho un trabajo increíble. Con esta serie he conectado con mis ancestros, porque tengo una bisabuela que es condesa de Toledo y por ello tengo sangre azul. Es una serie muy rompedora, feminista y defiende mucho el papel que tuvo la Reina Victoria Eugenia.

¿Cuál sería tu papel soñado?
De monja –jeje- pero realmente el gran personaje que me gustaría hacer sería mafiosa rebelde que quiere cambiar las cosas. Una mujer empoderada que se rebela ante el patriarcado.
¿Es muy complicado rodar una diaria?
Rodar todos los días y al ser buena la primera o la segunda toma lo convierte en toda una escuela de entrenamiento, que deseo a cualquier actor. Es un reto muy grande que enseña mucho. Cuando volvía a casa de repente lloraba y dije, ¿por qué estoy llorando? No lograba poner el límite entre yo y el personaje. Se me confundían las cosas porque como estabas todo el día rodando, la intensidad se apropiaba de ti y no sabía bien si estaba mal por mis cosas o por el personaje.
Finaliza la frase: ser actriz es
Ponerme en el lugar del otro. Es un ejercicio muy grande de empatía. Por ello considero que debería enseñarse teatro en las escuelas para hacer estos ejercicios de interpretar otras personas y empatizar con ellas. Aprenderíamos a no juzgar tanto a los demás y la vida podría ser mucho más civilizada.

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