Ismael Martínez “Una de las grandes escuelas para interpretar es la vida”

Texto – Albert Roca. Fotografías- Santi Martínez Sancho-José Francisco del Álamo. Entrevista realizada en Cafeteria Carretas 14.

Empezó como especialista y luego se ha convertido en “especialista” en interpretar muchos personajes. Ismael Martínez, a lo largo de casi 30 años de profesión ha conseguido un prestigio y una referencia en cualquier proyecto. Recordado sobre todo por su personaje de Martín en El internado, tiene pendiente de estreno “La buena suerte” de Gracia Querejeta, que se presenta en el Festival de Málaga.

© Santi Martínez Sancho

Antes de la interpretación primero fuiste especialista. ¿Verdad?

Yo venía del mundo del deporte, entonces lo físico se me daba muy bien y empecé a trabajar como especialista. Lo primero que hice fue una serie en Barcelona que se llamaba Los secretos de Arnau, con Ariadna Gil y otros actores, Jaume Valls  era uno de los actores a los que yo doblaba en una serie de época y había peleas de espadas- Y fue lo primero que hice.

¿Y  te encontrabas cómodo?

Sobre todo, era una oportunidad de conocer el mundo del cine. De hecho, en esa época tuve la oportunidad de trabajar con Mario Camus, Carlos Saura, Pilar Miró, directores que eran muy potentes. Cuando trabajaba de especialista me quedaba siempre en el set mirando y observando para aprender, Pero llegó el momento que me cansé de recibir golpes y empezaron a salirme cosas como actor y decidí dejarlo.

Has trabajado de manera regular durante muchos años. ¿Cuál es la clave?

Llevo muchos años dedicándome solo y exclusivamente a esto, que eso ya es un privilegio, y haciendo, además, cine, teatro y televisión, o sea, los tres medios. La clave no la sé pero supongo que si haces bien tu trabajo y los que te van viendo lo tienen en cuenta. Pero también he de decir que conozco grandísimos actores que no les sale trabajo.

© Santi Martínez Sancho

Has hecho muchas cosas, sin encasillarte del todo…

Depende… Me llaman mucho para hacer de malo, pero, por suerte, he hecho drama, he hecho comedia. La verdad que sí, que no me he encasillado nunca en ningún perfil concreto. Y creo que eso también te abre mucho las puertas.

¿Cuándo te ves en trabajos que has hecho hace muchos años, que te viene a la cabeza?

Hay veces que te da esta ternura porque te ves con la energía desbocada, en una dirección que no era la que tenía que ir, Hace 20, 25 años… verme trabajar con esas ganas, esa energía que tenía y sigo teniendo.

Das clases de interpretación. ¿Qué consejos principalmente das?

He dado, sobre todo, mucha clase de cámara y, sobre todo, les explico algo que no les explica normalmente en muchas escuelas. Y tiene que ver con entender el medio, dónde estás trabajando, con quién puedes hablar, on quién puedes hacerle una pregunta en un rodaje. Eso no se explica en las escuelas y los chavales llegan a un rodaje absolutamente perdidos y no entienden que se pueda cortar una secuencia porque hay un ruido de un avión. No entienden por qué ahora ruedo el final de una secuencia y dentro de un segundo ruedo el principio. Otra de las cosas que me gusta mucho transmitir cuando doy clase tiene que ver con inculcarles que imaginen. Es una profesión que hay que imaginar mucho, y hay que trabajar con ello. Y es algo que también les cuesta, yo noto que a la gente joven le cuesta mucho imaginar. Pero sobre todo, y algo que me parece esencial e importante, por mucho que tengan referencias de actores que les gusten y es necesario yo siempre les intento inculcar que descubran qué tipo de actores o actrices son ellos mismos, porque al final lo que es uno es uno lo más interesante como actor es descubrir qué tipo de actores descubren.

© Santi Martínez Sancho

Un personaje tuyo que dejó huella fue el de Martín en El Internado

Fue una serie que caló muy profundamente y la han ido viendo generaciones y generaciones y generaciones. Hoy en día todavía hablas de El Internado y muchísima gente la conoce. De mi personaje en concreto lo que recuerdo es que en el principio del proyecto no estaba pensado que fuera a crecer tanto. Martín fue un personaje que que creció mucho y gustó mucho y creo que la relación que yo conseguí crear con el chico que hacía de mi hijo y con actrices como Irene Montalá, que era la que hacía mi pareja, enriqueció mucho todo el personaje.

¿Os sorprendían los guiones?

Sí, es cierto que además como pasaban tantas cosas y a veces tan surrealistas, esperábamos los guiones con mucha ansiedad para ver para dónde tirábamos, incluso a veces para saber si moríamos o no moríamos, porque a veces era una duda que teníamos ahí.

¿Qué sucedió con Cuerpo de Élite que no tuvo continuidad?

Es una serie que empezó muy bien, funcionó muy bien y de repente se desinfló de una manera alucinante. Si hubieran apostado un poco más por la esencia que tenían los primeros capítulos que eran mucho más atrevidos, menos políticamente correctos, creo que hubiera funcionado más.

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Más recientemente estuviste en la serie Cuatro Estrellas

Fue una experiencia maravillosa. Yo que no he sido mucho de hacer series diarias, cuando me hablaron de ella, me interesó mucho el reparto y, sobre todo, me apetecía mucho trabajar con Toni Acosta, que la conocía, pero no habíamos trabajado juntos. Con ella todo fue muy divertido y dentro de ser una diaria, pudimos hacer escenas y secuencias bastante entretenidas y tomándonos nuestro tiempo. Me llevo un muy buen recuerdo de esa serie, la verdad.

¿Qué es lo que atrae principalmente de un proyecto?

 Hay varias cosas. Primero, que la historia me apetezca. Cada vez me interesa menos trabajar en cosas que no me apetecen. Me interesa mucho el reparto que hay con los compañeros con los que voy a trabajar. Creo que es esencial, para poder trabajar bien en equipo, que haya una conjunción entre los compañeros porque no soy de esos actores que trabaja solo, me gusta trabajar mirando a la gente y que la gente me mire y que se cree, se creen conexiones. me interesa mucho que la historia que se cuente me apetezca contarla, Y también me interesa mucho que, instintivamente, haya algo en mí incluso aunque la historia me acabe de convencer o no.

© Santi Martínez Sancho

Trabajaste con Almodóvar en Hable con ella

Fue una experiencia muy pequeña pero muy intensa. Lo disfruté, pero era una época en la que me empezaba a situar como actor y de repente me llama Almodóvar. Como actor todavía no estaba preparado para poder disfrutar los proyectos como los disfruto ahora.

Ahora si… ¿Verdad?

Es uno de los momentos en mi vida donde más disfruto esta profesión, sin ninguna duda. Además, me preocupo de disfrutar cada segundo en el set. Donde yo mejor me siento es desde acción a corte. Ese es mi momento. El resto, por supuesto, estar bien con la gente, con el equipo, con todo el mundo…

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¿Qué recuerdas de Inés del Alma Mía?

Fue un viajazo esa serie e hicimos famili,a hasta el punto que seguimos teniendo un grupo de whatsapp los actores y directores y gente de producción. Y eso fue porque el tiempo que estuvimos en Chile coincidió que fue cuando reventó el país. Estuvimos diez días en toque de queda con los militares en la calle, fuimos a manifestaciones, nos dispararon con gases lacrimógenos y estuvo a punto de suspenderse el rodaje.  Vivimos toda una revolución social. Para nosotros fue como estar en una película dentro de una película. Me acuerdo ir a manifestaciones de un millón de personas en Santiago de Chile y ver cómo se levanta un pueblo porque no puede más.

En los rodajes habrás vivido muchas situaciones. ¿Cuál es la más especial que recuerdes?

Cuando era especialista viví muchas. De repente tener que meterme en una carroza que tiraban cuatro caballos llena de dinamita y ni siquiera el de efectos especiales se quería meter ahí. De repente dices ¿qué cojones estoy haciendo yo aquí metido. Y en los rodajes, visto desde fuera muchas veces hacemos cosas o rodamos en circunstancias que son muy surrealistas. Tú lo acabas haciendo normal porque es nuestra manera, pero hay veces que estás rodando cosas lleno de aparatos y de cosas por todos lados y que ni siquiera ves a la persona que tienes que ver. Tienes que llorar y en vez de ver a la persona estás mirando a un trozo de cinta aislante que te han puesto una cruz para que la mirada concuerde.

© Santi Martínez Sancho

¿Cuál es el personaje que todavía no te ha ofrecido y que te encantaría hacer?

Todavía no me han ofrecido el héroe romántico o el malo malísimo., hacer un gran malo me encantaría. Irme al otro extremo y hacer el héroe romántico también.

¿Ser actor te ha ayudado a tener una perspectiva de la vida distinta?

Al final, la vida es la que es. Para mí, una de las cosas importantes de ser actor es estar pendiente de qué pasa en la vida. Por ello, para mí, una de las grandes escuelas para interpretar es la vida. Estar en un bar como estamos ahora y fijarme cómo están aquellas cuatro señoras, quién tiene la mano en la boca, cómo cruzan las manos, cómo se hablan, cómo se miran, qué tiempo se dan. A veces escuchas conversaciones que dices “si esto lo contaran en el cine, no se lo creerían”. Yo creo que los actores miramos la vida con mucha atención. y nos preocupamos mucho de estar atentos porque para mí es una manera de aprender y de coger cosas para luego poder ponerlo en los personajes. A veces creo que podemos pecar de un mundo muy cerrado. Crees que la conciencia con la que tú hablas con tus compañeros en un rodaje, es social o no.

Para finalizar. Finaliza la frase.. ser actor es…

Vivir en una mentira maravillosa.

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