Texto – Redacción. Fotografías – Hearst.
Cate Blanchett, una de las figuras más influyentes de la industria cinematográfica, protagoniza la portada del número de febrero de Harper´s Bazaar y un espectacular reportaje interior que refleja su singular presencia y talento. En una sincera conversación, la actriz comparte detalles sobre su infancia en Australia y su camino hacia el éxito, a la vez que se muestra como una mujer indomable, capaz de transformar cada uno de sus roles en una obra de arte.

La australiana se alza como la estrella que deja huella; sus valientes declaraciones, sus trascendentes apariciones en la alfombra roja y esa capacidad incontestable de convertir en arte la interpretación, la han erigido en la actriz y productora que todos quieren. Para ella la interpretación es una extensión de estar viva. Hija de un padre publicista (que falleció repentinamente cuando sólo era una niña) y una madre profesora, jamás pensó en la actuación como una forma de ganarse la vida: «Me parecía un juego, algo natural que hacen los niños. Después fui a la universidad e hice finanzas y economía pensando que encontraría un trabajo de verdad. Pero seguí haciéndolo en lugar de estudiar. Así que ocurrió de forma orgánica en vez de elegirlo yo. En cierto modo, intenté huir de ello, pero no dejaba de perseguirme».
Desde su irrupción en la industria en los años 90, su carrera ha sido un continuo ascenso. Hoy, con más de 200 premios en su haber, incluidos dos Oscar, cuatro BAFTA, cuatro Globos de Oro, el César honorífico y el Goya Internacional, es una de las artistas más galardonadas y admiradas de su generación. En 2024, alcanzó un nuevo hito al recibir el Premio Donostia en la 72ª edición del Festival de San Sebastián, un reconocimiento que le fue especialmente significativo, ya que ese mismo año, otro de los premiados fue Javier Bardem, a quien Cate, reconoce, «admiro profundamente». «Para mí rendirse contiene una cualidad de entrega. Y creo que, entregarse a un proyecto, es el lugar desde el que tienes que empezar cada vez. Siempre me rindo porque siempre trabajo con gente con mucho más talento y creatividad. Y el proyecto debe ser más grande que tú. Pero abandonar no entra en mis planes. Estos tiempos exigen coraje y resiliencia», confiesa para Harper’s Bazaar.
«La sociedad valora los logros individuales, pero el éxito real, el éxito profundo, es siempre el resultado de un esfuerzo colectivo. Para mí, la consideración, la crítica constructiva y el apoyo de la gente a la que quiero y admiro han sido cruciales y seguirán siéndolo cien por cien». Así termina Cate Blanchett su entrevista con Harper’s Bazaar, poniendo en valor el apoyo de sus incondicionales y demostrando, una vez más, su potente discurso y admirable pasión y compromiso.

EXTRACTOS DE LA ENTREVISTA
- «Siento que hay muchas cosas pasando en el mundo que requieren atención, lejos del mero acto de actuar. Estoy apoyando el trabajo de los demás y también permanezco muy enfocada en mi cometido con ACNUR. Mi principal misión en este momento es intentar mantener la calma y seguir adelante».
- «Adoro a mis hijos. La maternidad es una parte vital de lo que soy, pero no es todo lo que soy. Creo que hay mucha gente que son una madre para las comunidades en el lugar de trabajo. Es igualdad, es un sentido de cuidado, respeto y crianza. Si todos desarrolláramos un mayor sentido de la maternidad, de la mejor manera posible, hombres y mujeres, el mundo sería un lugar mejor».

- «Conozco a muchas personas increíblemente creativas que no han encontrado a nadie que les haya dado esa oportunidad. A menudo he estado en el lugar adecuado en el momento adecuado y eso no tiene nada que ver con lo que contengo como ser humano. Pero también supongo que en ocasiones he tenido la habilidad de distinguir una oportunidad y la he aprovechado».
- «Crecí en la frontera entre el campo y la ciudad. Me crio una madre sola que tenía que trabajar, así que vivía a mi aire. Los fines de semana salía de casa por la mañana y volvía a las seis para cenar, me iba de aventuras con los vecinos o con mi perro en bicicleta. Recuerdo una sensación de libertad increíble».

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