Texto – Redacción. Fotografías – Hearst.
En su número de noviembre, ELLE entrevista a Nathy Peluso (Argentina, 1995) en un homenaje al poder de la identidad y el amor propio y para descubrir su nuevo disco, Grasa.

Con un discurso cercano y poderoso, la cantante se sincera sobre el proceso personal que hay detrás de su creatividad sin límites ni filtros, desvelando que la honestidad (su «escudo más poderoso»), la terapia y rodearse de personas leales le han ayudado a mostrar su vulnerabilidad libre de miedos. «Elijo con cuidado la gente que me acompaña, y los que no creían en mí no tuvieron espacio en mi realidad. Yo pongo mis límites y protejo mi energía», asegura alguien que ha aprendido a usar los complejos a su favor: «Mi cuerpo es una herramienta de la que me valgo para acompañar mi mensaje. Desde tu postura, cómo te mueves, los gestos que haces… todo expresa, comunica y te define. La base está en la aceptación, no en la comparación. Nunca voy a denigrarme ni a rebajarme».
Y es que, en una industria a menudo dominada por la presión de las expectativas externas, ella ha aprendido a proteger su niña interior –esa que le permite mantener una imaginación «despierta y limpia»–, a priorizarse y a amarse mucho: «Trato de potenciar esta actitud al máximo, porque si puedo contagiar al público de esa seguridad, tengo que hacerlo», dice Peluso, que se ha convertido en un manifiesto de poder femenino que sacude caderas y conciencias, recordándonos que ser mujer es, también, un acto de revolución diaria.
La cantante nos confiesa que el camino hasta Grasa, su segundo trabajo –tras ganar un Grammy Latino con Calambre–, no ha resultado fácil: «Maté un álbum entero para hacer este». Algo que en un primer momento vivió como un fracaso, ahora reconoce que fue lo mejor que le pudo haber sucedido, ya que le brindó la ocasión de reconectar con sus raíces musicales y explorar géneros como el bolero y el rico folk de Latinoamérica y ha dado como resultado 16 canciones que son un reflejo de su esencia.

EXTRACTOS DE LA ENTREVISTA.
- «El cuerpo de la mujer es algo precioso, una obra artística, y no tengo ningún problema en mostrarme libre. Hay que empezar por gustarse a uno mismo, amarse y priorizarse».
- «Es duro darse cuenta de que, a medida que creces, uno se vuelve estratégico, tu improvisación desaparece y sabes que tu primer impulso se corrompe. Por eso trato de estar cerca de la persona que era cuando empecé en esto. Debemos entrenar la pureza, porque ella es la que te conecta con tu talento y tus dones».
- «Yo escojo amar. Me siento mejor así. No gasto mi energía en odiar. Tu humildad, tu respeto, todo eso te convierte en una mujer fuerte y con poder. Hace tiempo decidí no cargar con lo que el resto piense de mí».
- «Debemos entrenar la pureza, porque ella es la que te conecta con tu talento y tus dones».
- «El poder está en ti, no en la otra persona. Si tú se lo das, ese ruido te va a afectar».

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