Texto – Albert Roca. Fotografias – Elena Rubio.
El próximo 7 de diciembre el Gran Teatre del Liceo de Barcelona acogerá un concierto muy especial para Víctor Manuel: ‘La vida en canciones. (El escenario lo cura todo)’, un trabajo que celebra sus 75 años, cumplidos el pasado julio, y que repasa las canciones más emblemáticas de su repertorio. Este proyecto también engloba la recuperación de un disco perdido, grabado a mediados de los 70 en la extinta RDA, y la reedición en vinilo y en formato digital de los álbumes más significativos de su catálogo.

El título del concierto es “El escenario lo cura todo”. ¿Es una buena manera de resumir muchas cosas?
El escenario ofrece muchas cosas: sosiego, y la excitación que produce es mágica. No hay ninguna otra profesión que cada tres minutos te aplaudan y por eso es tan adictivo y por eso cuesta mucho irte de allí. El aplauso es un veneno real.
¿Después de vivir la pandemia valoramos mejor ir a los conciertos?
Yo empecé a hacer conciertos todavía con la pandemia y la verdad es que fue un bálsamo y no paraba de dar gracias y gracias a la gente. Consideraba una heroicidad venir a verme y sin ser la mejor que hecho esa gira fue maravillosa.

En cuanto al público, has ido incorporando nuevas generaciones
El otro día canté en Girona y llegó una familia completa que hacia 30 años que habían venido y eso es absolutamente maravilloso. Me parece increíble y hay mucha gente de determinada edad a las que les han regalado las entradas a sus hijos. Verles con esa carita de satisfacción no tiene precio.
Un tema que nunca falta en tus conciertos es “Asturias”
Provoca sentimientos parecidos entre la gente. Tiene tintes épicos y hay algo interior muy potente partiendo de un poema de 1937 cuando Asturias cae en manos de Franco y un comunista desde Pozoblanco escribe un canto de impotencia.

¿El abuelo Vitor, La madre… hablan de historias de la gente?
Muchas de mis canciones son vidas comunes. Recuerdo que cuando canté El abuelo Vitor a un amigo, se puso a llorar y fue cuando empecé a entender para que servían las canciones, y que pueden provocar sentimientos. Y esto es muy acentuado en “Sólo pienso en ti”, que habla de la discapacidad. Tuve noticia de una experiencia en Córdoba donde juntaron chicas y chicas bajo el mismo techo y querían “f…” mucho y había que poner orden. Durante mucho tiempo no se sabía que hacer con los discapacitados. Lo que me agradece la gente es dar visibilidad a toda esta gente. Pero lo que he hecho no es nada comparado con el gran trabajo de las asociaciones y personas que han ayudado a darles visibilidad. Ellos lo han hecho todo.

¿Cuál ha sido tu mayor satisfacción?
He hecho siempre lo que he querido hacer y aunque por ello me haya podido equivocar. He sido coherente con lo que pienso. En mis canciones románticas nadie podrá encontrar ninguna palabra malsonante como Tu eres mía, o que esté relacionada con el maltrato a la mujer. Y nadie me ha enseñado, todo lo que he hecho ha sido por pura intuición. Yo lo he pensado siempre así y por si hubiera alguna duda tengo una mujer que me lo recordaría a cada momento. Y es lo que hace que las canciones aguanten tanto tiempo, porque no hay nada coyuntural.

Hay canciones que fueron un himno en su momento, como La puerta de Alcalá
Hay canciones que dependen del momento y este fue el caso de La puerta de Alcalá. De repente Madrid tiene un alcalde como Tierno Galván y hay un estado de euforia colectiva. Esto sucede con determinadas canciones, donde se sube al cielo.

Para finalizar. ¿Qué se encontrará el público en este concierto?
Hay un repertorio 90 % conocido y el resto es una parte caprichosa de unas canciones que denominaría como “desgraciadas”, ya que las grabas y te parecen la hostia y en cambio no les interesa a nadie. También hay un apartado acústico prehistórico, de mis inicios. Es un concierto entretenido de principio a fin y como sucedió en anteriores conciertos recientes, cantaré la canción “Sólo pienso en ti” con un chaval de la Fundación Grupo Sifu.

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