Texto – Redacción-Editorial Planeta.
La periodista y escritora Joana Bonet presenta un nuevo libro «Generación paréntesis», editado por Planeta, que hace una radiografia de la generación que ella pertenece pero de la cual sus hijos probablemente no gozarán del bienestar de esta etapa.
Una generación que nació en un tiempo en el que la familia numerosa era aún el modelo; que creció con los Bollycao y los rombos en el UHF; que fue educada con valores antiguos para afrontar un mundo nuevo lleno de esperanzas; que llegó a la juventud con un lánguido inconformismo y con la sensación de que todo estaba por hacer; que estrenó los primeros megaordenadores; que fue quitándole caspa al paísa lo largo de unos ochenta creativos y alocados; que se lanzó sin restricciones a la vida laboral, retrasó la llegada de los hijos y se entregó al consumismo feroz, creyendo que el progreso, inexorable y lineal, le garantizaría una vida sin sobresaltos.
Este es el retrato de la generación paréntesis, aquellos nacidos entre los sesenta y los setenta, que supieron transformar un país al que le costaba sincronizar su reloj con el presente. Una generación de jóvenes, que, según sus palabras, cambiaron con naturalidad apabullante el autobús de línea por la ventanilla del avión y a quienes, una vez en la madurez, la crisis les pilló desprevenidos y sin plan B.
La generación paréntesis toma su nombre de su condición de isla, a mitad de camino entre la de sus padres, niños de la posguerra, y la posterior, la de los nativos digitales. Una progenie que, a pesar de su aparente vulnerabilidad y de la incertidumbre del futuro, se resiste a refugiarse en el lamento y a perder definitivamente la esperanza.
Sin embargo, no es este el libro nostálgico de una generación perdida, ni se limita únicamente a describirla; porque pronto va tomando la forma de una sagaz y sorprendente radiografía de nuestro tiempo que abarca una amplia horquilla de cuestiones vitales que ejercen una enorme influencia en la vida de todos: éxito y fracaso, progreso, amor y desamor, infidelidad, sexo, felicidad, aburrimiento, lectura, dinero, trabajo, ocio, política, empatía, solidaridad, austeridad, tecnología, consumo, lenguaje, creatividad… un verdadero observatorio de tendencias donde se diseccionan y analizan tanto los fenómenos sociales como otros que pertenecen a nuestro mundo íntimo, doméstico y personal. Un cúmulo de inteligentes reflexiones sobre los habitantes de los años diez, término acuñado por la autora para denominar a la generación que llega a este convulso arranque de siglo XXI como los adultos de la mediana edad.
Estructura y contenido
El libro está dividido en tres bloques que le dan estructura. Cada uno de ellos comienza con el relato de un episodio personal que luego va derivando de manera fluida hacia otros aspectos, manteniendo siempre una tensión narrativa llena de interés.
La primera parte, El mundo desde fuera, ocupa casi las cien primeras páginas. Se refiere al universo exterior a uno mismo y tiene una perspectiva sociológica, si bien Joana Bonet acude, además, a muchas otras fuentes: la filosofía, la literatura, la historia, el cine, la anécdota personal, la cita y hasta el chiste, con las que va trenzando amena y brillantemente sus propias reflexiones.
La segunda parte es El mundo desde dentro, título que engloba todo aquello que constituye nuestro entorno más íntimo y personal: El hogar, la cama, el sueño, el ascensor, los objetos personales; la cocina y cómo nos alimentamos, la basura, la ropa, los objetos personales; los viajes en una sociedad convertida en nómada; las ciudades; los rascacielos; cómo inciden todas estas cosas en nuestra vida, qué dimensión les damos y cómo nos relacionamos con ellos.
Una tercera y última parte se denomina El mundo que sentimos, es decir, aquel que tiene que ver con nuestros sentidos y nuestras sensaciones: la moda, la compra del objeto soñado, la sofisticación, el consumo y su cara y su cruz; el homo shopping, expresión afortunada como pocas; el fenómeno de los productos premium; las nuevas tendencias en el consumo; la moda y su sincronía con cada momento sociológico; la nueva sensualidad y la reivindicación de la percepción a través de los sentidos; los negocios en torno al olfato y la mística del perfume; el oído; la música y su poder sobre nuestra emociones; las ricas sensaciones del tacto; el refinamiento del gusto y fenómenos como el agua envasada; la cultura gastronómica; el renacer vegetariano y vegano. El lujo como fenómeno de masas…

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